Maravillosos días en Mar del Plata


Había una vez en la hermosa ciudad de Mar del Plata, una niña llamada Juliana. Juliana era una niña muy alegre y curiosa, le encantaba jugar en la playa, construir castillos de arena y nadar en el mar azul.

Un día soleado de verano, Juliana se despertó emocionada porque su familia había planeado un día especial en la playa. Rápidamente se vistió con su traje de baño colorido y corrió hacia la costa, donde las olas rompían suavemente.

"¡Qué lindo día para estar en la playa!", exclamó Juliana mientras corría hacia el agua. Juliana pasó horas jugando en la arena, reagarrando almejas marinas y saltando olas.

Hasta que de repente, sintió algo especial en su corazón al ver a un niño llamado Mateo construyendo un castillo de arena no muy lejos de ella. "¡Hola! ¿Puedo ayudarte a construir tu castillo?", preguntó Juliana con una gran sonrisa.

Mateo asintió emocionado y juntos comenzaron a construir el castillo más grande y hermoso que jamás se haya visto. Se rieron, compartieron historias e incluso descubrieron que tenían gustos similares por los helados de frutilla.

Al atardecer, cuando el sol pintaba el cielo de tonos naranjas y rosados, Juliana y Mateo se sentaron juntos en la orilla del mar contemplando el paisaje. "Gracias por ayudarme a construir este castillo contigo", dijo Mateo tímidamente. "¡De nada! Fue muy divertido pasar el día contigo", respondió Juliana con alegría.

Y así fue como Juliana descubrió que la verdadera felicidad no solo estaba en jugar o divertirse sola, sino también en compartir momentos especiales con otras personas.

Desde ese día, Julieta y Mateo se convirtieron en grandes amigos inseparables que disfrutaban cada momento juntos en la playa, llenando sus días de amor, diversión y mucha felicidad. Y colorín colorado este cuento infantil ha terminado.

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