Marbella, la Princesa de Cabello Dorado
Había una vez, en un reino lejano, una hermosa bebé llamada Marbella. Con su cabello color oro que brillaba como el sol, era la alegría de todos en el castillo. Marbella no solo era hermosa, sino que también tenía un corazón bondadoso. Su risa llenaba el aire de felicidad, y todos los que la conocían se sentían muy afortunados.
Un día, mientras Marbella jugaba en el jardín del castillo, notó algo raro en un arbusto cerca de la fuente.
"¿Qué será eso?" - murmuró curiosa mientras se acercaba.
Al mirar más de cerca, se dio cuenta de que era un pequeño pájaro con alas de color azul. El pájaro parecía triste y no podía volar.
"¡Hola, pequeño! ¿Qué te pasa?" - preguntó Marbella.
El pájaro respondió con un susurro tembloroso:
"Me he hecho daño en una de mis alas y no puedo regresar a mi nido."
Marbella sintió una punzada en su corazón. Tenía que ayudar al pájaro.
"No te preocupes, yo te ayudaré. ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?" - dijo la princesita.
El pájaro, aunque asustado, explicó que necesitaba una hierba especial que solo crecía en la montaña que estaba al otro lado del bosque.
"Pero es un lugar peligroso. La montaña está llena de sombras y criaturas que podrían asustarme..." - su voz temblaba.
Marbella comprendió la preocupación del pájaro, pero sabía que debía ser valiente si quería ayudar a su nuevo amigo. Así que, con una sonrisa decidida, le dijo:
"¡Vamos juntos! Yo no te dejaré solo. Tengo que aprender a ser valiente."
Y así, la pequeña princesa y el pájaro comenzaron su viaje hacia la montaña. El camino estaba lleno de desafíos: cruzaron un río caudaloso, escalaron piedras resbaladizas y se encontraron con un zorro confundido que trató de asustarlos.
"¡No tengan miedo! Soy sólo un zorro curioso. ¿Adónde van?" - preguntó el zorro.
Marbella respondió:
"Vamos a buscar una hierba especial para ayudar a este pájaro. ¿Quieres unirte a nosotros?"
El zorro, animado por la idea de una aventura, decidió seguirlos.
"¡Claro! Cada aventura es mejor con amigos."
Mientras avanzaban, el pájaro se dio cuenta de que, aunque había temores, con Marbella a su lado se sentía más seguro. Juntos, enfrentaron cada obstáculo, e incluso el zorro, que al principio era un poco temeroso, aprendió a ser valiente.
Finalmente, después de mucho esfuerzo y risas compartidas, llegaron a la cima de la montaña. Allí, Marbella encontró la hierba especial perdiéndose entre otras plantas.
"¡Lo logré!" - exclamó Marbella emocionada.
Con cuidado, recogió la hierba y la llevó de vuelta a su hogar. Al regresar, prepararon una infusión con la hierba y el pájaro, al probarla, ¡empezó a recuperar la fuerza en su ala!"¡Gracias, Marbella! Eres muy valiente y amable. Ahora puedo volver a volar."
Con un poderoso aleteo, el pájaro se elevó en el aire, flotando sobre el jardín del castillo. Marbella lo miró con una sonrisa en el rostro.
"Siempre recuerda que nunca estás solo. A veces, solo necesitamos un poco de valentía y la ayuda de nuestros amigos para superar nuestros miedos."
El pájaro, desde las alturas, respondió:
"¡Te prometo que siempre seré tu amigo! Y cada vez que vuele, pensaré en tu valentía."
Y así, Marbella aprendió que ayudar a otros también le daba fuerza. Desde ese día, cada vez que alguien estaba triste o necesitaba ayuda, Marbella estaba lista para enfrentarse a cualquier reto, con su cabello dorado brillando como el sol y un grupo de amigos a su lado. Y así, el reino era un lugar más feliz, lleno de amor y valentía, gracias a la hermosa princesa de cabello color oro.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.