Marcela y el valiente sueño sin pecho


Había una vez una pequeña niña llamada Marcela, que tenía 2 años y le encantaba tomar del pecho de su mami para dormirse todas las noches.

Desde que era un bebé, este había sido su ritual para conciliar el sueño. Sin embargo, un día Marcela despertó y decidió que quería probar algo diferente. Ella se sentía mayor y quería demostrarle a su mami que podía dormirse sin necesidad de tomar del pecho.

Marcela fue a hablar con su amiguito conejo, quien siempre la escuchaba atentamente. Le contó sobre su nueva idea y cómo estaba decidida a lograrlo. El conejo sonrió y le dijo: "¡Claro que puedes hacerlo, Marcela! Eres muy valiente".

Con mucha determinación en su corazón, Marcela se acercó a su mamá esa noche antes de dormir. "Mami, hoy quiero intentar dormirme sin tomar del pecho", le dijo con voz segura. La mamá de Marcela la miró sorprendida pero orgullosa de su hijita.

Estaba feliz de ver cómo crecía y tomaba decisiones por sí misma. Ella abrazó a Marcela y le dijo: "Estoy orgullosa de ti por querer probar cosas nuevas".

Esa noche, Marcela se acostó en su camita junto al conejito y cerró los ojos. Pero no pasaron muchos minutos hasta que empezara a sentirse inquieta y extrañar el calor reconfortante del pecho de su mamá.

El conejito notó la incomodidad en el rostro de Marcela e intentó ayudarla diciendo: "Marcela, sé que quieres demostrarle a tu mami que eres grande, pero también está bien pedir ayuda cuando lo necesitas". Marcela pensó en las palabras del conejito y decidió seguir su consejo.

Se levantó de la cama y fue corriendo hacia la habitación de sus padres. "Mami, ¿puedes darme un abrazo? Me siento inquieta", le pidió con ternura. La mamá de Marcela sonrió y estrechó a su hijita entre sus brazos.

Le dijo: "Claro que sí, mi amor. Siempre estaré aquí para ti cuando me necesites". Con el abrazo cálido de su mamá, Marcela se sintió segura y tranquila nuevamente. Volvió a su camita acompañada por el conejito y cerró los ojos una vez más.

Esta vez, sin embargo, Marcela se durmió rápidamente sin tomar del pecho. Había aprendido que no había nada de malo en pedir ayuda cuando la necesitaba y que su mamá siempre estaría allí para brindarle ese apoyo.

A partir de esa noche, Marcela siguió creciendo y cada vez más veces podía dormirse sin tomar del pecho de su mamá.

Pero siempre supo que si alguna vez sentía inquietud o necesitaba un abrazo reconfortante, podía contar con el amor infinito de su mamá. Y así fue como Marcela descubrió la importancia de aprender cosas nuevas pero también aceptar el apoyo y cariño cuando lo necesitamos.

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