Marcela y su aventura acuática



En una pequeña ciudad llamada Villa Limpia, vivía Marcela Simón, una niña muy especial. A Marcela le encantaba jugar en el parque, correr detrás de las mariposas y leer cuentos de hadas.

Sin embargo, había algo que a Marcela no le gustaba para nada: bañarse. Desde que era bebé, Marcela odiaba el agua y lloraba cada vez que su mamá intentaba bañarla. Con el tiempo, sus padres se dieron por vencidos y dejaron de obligarla a bañarse.

Marcela estaba contenta de no tener que lidiar con el agua, pero su olor comenzó a molestar a los demás niños de la escuela.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Tomás y Sofía, estos se acercaron a ella con caras preocupadas. "Marcela, tenemos que hablar contigo", dijo Tomás con seriedad. "¿Qué pasa?", preguntó Marcela confundida. "Bueno... es que últimamente has estado oliendo un poco mal", agregó Sofía tímidamente.

Marcela se sintió avergonzada y triste al darse cuenta de que su miedo al agua estaba afectando su amistad con los demás.

Esa noche, antes de dormir, miró fijamente su reflejo en el espejo y tomó una decisión: iba a superar su miedo al agua. Al día siguiente, Marcela les pidió ayuda a Tomás y Sofía para encontrar la manera perfecta de hacerlo. Juntos idearon un plan divertido: convertirían el momento del baño en una aventura emocionante.

Llenaron la bañera con burbujas multicolores, pusieron música alegre y trajeron todos los juguetes favoritos de Marcela. Al principio, Marcela estaba nerviosa e insegura, pero con la ayuda de sus amigos logró relajarse y disfrutar del baño como nunca antes lo había hecho.

Entre risas y juegos, Marcela descubrió que el agua no era tan terrible como pensaba y que podía ser incluso divertida. Desde ese día, Marcela se convirtió en la reina del baño en Villa Limpia.

Ya no temía al agua, sino que la abrazaba con valentía y alegría.

Sus amigos estaban felices de verla tan radiante y limpia, ¡y juntos seguían creando nuevas aventuras cada día! Y así fue como Marcelita Simón aprendió que superar nuestros miedos puede llevarnos a descubrir cosas maravillosas sobre nosotros mismos ¡y sobre todo lo demás!

FIN.

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