Marcelo y la Selva en Llamas
Había una vez una hermosa selva en la que vivían muchos animales diferentes. En ella, todos los habitantes convivían en armonía y se ayudaban mutuamente.
Un día, la noticia se extendió por toda la selva: un incendio forestal estaba arrasando con todo a su paso. Los animales entraron en pánico y comenzaron a correr en busca de refugio.
En medio del caos, el mono Marcelo decidió tomar las riendas de la situación y liderar a los demás animales hacia un lugar seguro. Con su agilidad y astucia, guió a todos por un camino lleno de obstáculos hasta llegar al río más cercano.
Al llegar al río, los animales vieron cómo el fuego consumía gran parte de la selva. Todos estaban desesperados y tristes por haber perdido su hogar. Pero Marcelo no se dio por vencido y les dijo:"No podemos quedarnos aquí lamentándonos, debemos encontrar una solución juntos".
Los animales asintieron con tristeza pero decididos a seguir adelante. Fue entonces cuando el oso Benito tuvo una idea brillante:"¡Podemos reconstruir nuestra selva entre todos! Cada uno puede contribuir con lo que sabe hacer mejor".
Así comenzaron a trabajar como un equipo: las aves construyeron nidos para dar refugio temporal a los demás; los castores utilizaron sus habilidades para construir presas que controlaran el flujo del agua; las hormigas trabajaron sin descanso recolectando semillas para replantar los árboles. Poco a poco, la selva empezó a renacer.
Los animales se sentían orgullosos de su trabajo en equipo y de cómo podían superar cualquier adversidad cuando se unían. Pasaron meses y la selva volvió a ser lo que era antes: un lugar lleno de vida y color.
Los animales celebraron con una gran fiesta en la que bailaron, cantaron y compartieron historias de su experiencia. En medio del festejo, Marcelo tomó la palabra:"Hemos demostrado que juntos somos invencibles.
No importa cuán grande sea el desafío, si trabajamos en equipo podemos superarlo". Todos los animales aplaudieron emocionados y prometieron seguir cuidando su hogar para siempre. Desde ese día, la selva se convirtió en un ejemplo para todas las demás comunidades animales del mundo.
Aprendieron que la unión hace la fuerza y que juntos pueden lograr cosas maravillosas. Y así, gracias al esfuerzo conjunto de cada uno de sus habitantes, la selva siguió siendo el hogar perfecto para todos los seres vivos que en ella habitaban.
La lección quedó grabada en sus corazones para siempre: trabajar juntos puede cambiarlo todo.
FIN.