Marco y el día que todo cambió



Había una vez un niño llamado Marco que vivía en un pequeño pueblo rodeado de naturaleza. Sin embargo, Marco no era un niño amable. A menudo se burlaba de los perros callejeros, les tiraba piedras a los gatos y no le prestaba atención a los pájaros que cantaban en su ventana. Para él, los animales eran solo cosas con las que jugar, y siempre encontraba la manera de hacerles travesuras.

Un día, mientras paseaba por el campo, Marco se encontró con un hermoso zorro de pelaje anaranjado. El zorro lo miró con curiosidad.

- “¿Qué estás mirando, zorrón? ¡Pateá! ” - le gritó Marco, y sin pensarlo, le lanzó una piedra. El zorro, sorprendido, salió corriendo.

Esa noche, Marco soñó. En su sueño, se encontraba en un bosque mágico lleno de animales que hablaban. Se acercó a una majestuosa leona que lo miraba con sabiduría.

- “¿Por qué tratas mal a los animales pequeños, niño? ” - preguntó la leona con voz profunda.

- “Porque son solo animales, no me importan” - respondió Marco, un poco desafiador.

- “Recuerda, todos los seres vivos merecen respeto, incluso aquellos que son más pequeños que tú. Un día, lo entenderás” - dijo la leona mientras se desvanecía.

Cuando Marco despertó, se sintió inquieto. ¿Acaso tenía algo de razón la leona? Sin embargo, decidió ignorarlo y seguir con su vida habitual. Pero en el fondo de su corazón, comenzó a sentir una pequeña chispa de duda.

Al día siguiente, mientras caminaba por el parque, se topó con una escena que lo conmovió. Un pequeño perrito, temblando de frío y miedo, estaba atrapado en un arbusto. Marco sintió un impulso de ayudarlo.

- “Vamos, perrito. No te voy a hacer daño” - murmuró mientras se acercaba lentamente. Pero cuando lo tocó, el perrito retrocedió, evidentemente asustado.

Marco se dio cuenta de que, por su comportamiento anterior, ese pobre animal no confiaba en él. Con mucho cuidado, comenzó a hablarle con voz suave.

- “Está bien, no voy a hacerte daño. Solo quiero ayudarte.”

Después de unos minutos, el perrito dejó de temblar y se acercó a él. Con paciencia, Marco lo liberó del arbusto.

- “¡Tienes que estar más atento, amigo! ” - le dijo Marco, ahora lleno de alegría al ver que el perrito se movía libremente.

Desde ese día, Marco decidió cambiar. Empezó a cuidar a los animales del barrio, a darles de comer y, sobre todo, a respetarlos.

Poco después, volvió a soñar con la leona. Esta vez, ella lo miró con alegría.

- “Has aprendido la lección, pequeño Marco. Cada acto de bondad hacia un ser vivo se multiplica en alegría. ¿Ves cómo ahora el perrito confía en ti? ”

- “Sí, le he dado cariño y lo he tratado bien. Me siento feliz cuando los cuido” - respondió Marco.

La leona sonrió y, con un suave movimiento de su pata, le regaló una medalla dorada.

- “Esta medalla simboliza tu nuevo camino. Lleva contigo el respeto que ahora sientes. Recuerda que un corazón generoso siempre será recompensado.”

Al despertar, Marco notó que la medalla estaba en su mesa, brillando bajo la luz del sol. Sabía que tenía que seguir siendo amable con todos los animales y, poco a poco, se convirtió en el niño más querido por ellos en el pueblo.

Así, Marco aprendió que el respeto y la bondad hacia los seres vivos da lugar a amistades valiosas, y se transformó en un verdadero amigo de los animales. Desde ese día, el pueblo fue un lugar más feliz, lleno de risas y juegos entre Marco y sus amigos animals.

FIN.

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