Marcos y su Amigo Brillito



Era una noche tranquila y estrellada en la ciudad, pero Marcos estaba en su cama con las sábanas hasta el cuello. "¡Mamá!"- gritó. "¿Qué pasa, cariño?"- le respondió su mamá, asomándose por la puerta."Tengo miedo de la oscuridad"- dijo Marcos con una voz temblorosa.

Su mamá le acarició la cabeza y le dijo: "No te preocupes, mi amor. La oscuridad no es tan aterradora como parece. A veces, es solo la imaginación la que juega trucos"-. ¡Pero Marcos no estaba convencido!

Esa noche, mientras Marcos intentaba dormir, escuchó un suave zumbido.

"¿Qué es eso?"- pensó asustado. Con valentía, decidió levantarse para investigar. Sigilosamente fue hacia la ventana y, para su sorpresa, vio una pequeña luz titilante.

"¡Hola! Soy Brillito, la luciérnaga"- dijo una voz alegre.

"¡Hola!"- contestó Marcos, con los ojos muy abiertos. "¿Por qué brillas tanto?"-

"Porque la oscuridad no me asusta. Cada vez que me ves brillar, es porque quiero alegrar a los que tienen miedo"- explicó Brillito.

Marcos se sintió curioso y un poco más valiente. "¿Puedes ayudarme a no tener miedo?"- le preguntó. "Claro que sí, ven conmigo. Te enseñaré que la oscuridad tiene muchas sorpresas"-.

Brillito llevó a Marcos por el jardín, donde reveló cosas mágicas:

"Mira esas flores que solo pueden verse de noche. ¡Son hermosas!"- Dijo Brillito, mostrando unos pétalos que brillaban con la luz de la luna.

"¡Es verdad!"- exclamó Marcos, sintiéndose más tranquilo.

"¿Ves? La oscuridad tiene sus propios encantos. Y además, siempre habrá una luz que brille para ti"- dijo Brillito.

Marcos miró alrededor y observó las luciérnagas danzando. "¡Son como pequeñas estrellas!"- dijo maravillado.

"Sí, y si alguna vez sientes miedo, recuerda que las cosas no son tan malas como parecen"- aconsejó Brillito.

De repente, Marcos se sintió mucho más valiente. Agradeció a Brillito por su ayuda y prometió que al siguiente atardecer, cuando el sol se ocultara, no se volvería a asustar.

"¡Hasta luego, Marcos!"- dijo Brillito mientras se alejaba volando.

Desde ese día, cada vez que la noche caía, Marcos sonreía, sabiendo que la oscuridad estaba llena de sorpresas y que siempre habría una luz que brillaría para él. Y así, Marcos aprendió que no había nada que temer en la noche.

Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!