Marcos y su Viaje Estelar



Era una noche estrellada en Buenos Aires y Marcos no podía dormir. Desde que había escuchado una charla sobre la vida en otros planetas en la escuela, su mente no podía dejar de pensar en ello. Después de cenar, se acomodó en la cama, abrazó su almohada y cerró los ojos con la esperanza de que sus sueños lo llevaran a algún lugar especial.

De repente, se sintió ligero, como si estuviera flotando. Al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba en una nave espacial brillante.

"¡Guau, esto es increíble!" - exclamó Marcos, emocionado.

"¡Hola, Marcos! Soy el Capitán Astra!" - dijo un simpático robot con una voz metálica pero amigable. "Estás a punto de embarcarte en un viaje por el sistema solar. ¡Prepárate!"

Marcos no podía creerlo. Se puso su traje espacial y se sentó en el asiento del copiloto. La nave despegó, atravesando las nubes y entonces... ¡ZAS! Estaba en el espacio.

El primer planeta que visitaron fue Mercurio. Era muy caliente y lleno de cráteres.

"Capitán Astra, ¿hay vida aquí?" - preguntó Marcos.

"No, Mercurio no tiene agua y sus temperaturas son extremas. Pero lo que podemos aprender de él es cómo se forman los planetas" - respondió el robot.

Después, llegaron a Venus, un planeta cubierto de nubes.

"¡Que bonito! Pero huele un poco raro..." - dijo Marcos mientras miraba a su alrededor.

"Esa es la atmósfera de Venus. Muy densa y caliente. No hay vida aquí porque necesita un ambiente diferente, como el de la Tierra" - explicó el Capitán Astra.

Marcos siguió curioseando mientras viajaban a Marte. Al mirar por la ventana, vio un paisaje rojizo y un pequeño rover explorando la superficie.

"¿Puede que haya vida aquí, Capitán?" - preguntó con esperanza.

"Marcos, aquí hay evidencias de agua en el pasado y ahora estamos explorando si alguna forma de vida existió. Pero hasta ahora no hemos encontrado nada" - respondió Astra.

Mientras seguían su camino, vieron a Júpiter, un gigante gaseoso con una enorme mancha roja.

"¡Es enorme!" - gritó Marcos, maravillado. "¿Podemos acercarnos?"

"No es seguro, ¡su atmósfera es muy turbulenta! Pero podemos ver sus lunas. Una de ellas, Europa, tiene un océano bajo su hielo. Podría haber vida allí" - dijo el Capitán.

Marcos pensó en eso. Tal vez Europa podía ser su nueva esperanza. Entonces, decidieron visitar Saturno con sus impresionantes anillos. Al acercarse, la nave comenzó a moverse de un lado a otro.

"¡Es hermoso, pero un poco movido!" - dijo Marcos con sorpresa.

"Nos tenemos que alejar un poco, la gravedad aquí puede ser intensa" - advirtió el robot.

Marcos sonrió mientras contemplaba el espectáculo. Luego continuaron su viaje hacia Urano y Neptuno, donde el frío era extremo, y no había indicios de vida.

"Aquí lo único que encontramos son vientos furiosos y gases fríos" - informó Astra.

"¡Pero hemos encontrado algo especial, Capitán!" - dijo Marcos, señalando una pequeña estrella fugaz que cruzó el cielo. "¿Nos lleva hacia la galaxia donde podría haber vida?"

"La imaginación y la curiosidad son las verdaderas estrellas de este viaje, Marcos. Nunca dejes de buscar"

Justo cuando empezaban a regresar a la Tierra después de un día lleno de aventura, un súbito brillo llenó la nave. Era un viaje a un agujero de gusano, una puerta misteriosa hacia otro rincón del universo.

"¡Rápido, Marcos! Esa podría ser nuestra oportunidad para encontrar vida!" - dijo el Capitán Astra, emocionado.

Sin pensarlo dos veces, decidieron entrar en el agujero. La nave se sacudió, brilló y de pronto...

"¡Hemos llegado!" - gritó Astra.

Al salir, estaban en un mundo completamente diferente, lleno de colores y criaturas extrañas.

"¡Mira! ¡Es una forma de vida!" - exclamó Marcos con alegría. "¡Hola! ¿Te llamás?" - preguntó a una criatura con orejas largas.

"¡Soy Luma!" - respondió la criatura, parpadeando con luces.

"¡Esto es increíble!" - rió Marcos. "Nadie me va a creer cuando cuente esto!"

Luma les mostró su hogar lleno de luces, música y risas. Marcos sintió que había encontrado un nuevo amigo y un nuevo hogar. Al final del día, Marcos se despidió con un fuerte abrazo y prometió regresar.

"¡No olvides mirar al cielo! La curiosidad siempre te llevará lejos, Marcos!" - gritó Luma mientras la nave despegaba.

Marcos despertó en su cama, con el corazón latiendo fuerte. Miró por la ventana y vio las estrellas parpadear.

"¡Voy a ser astronauta! ¡Voy a descubrir más!" - dijo, convencido de que la aventura apenas había comenzado.

FIN.

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