Margarita y el zorro salvador del bosque
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Pelotera, una niña llamada Margarita. Desde que era muy chiquita, a Margarita le encantaba jugar con pelotas de todos los colores y tamaños.
Pasaba horas y horas pateando, lanzando y atrapando pelotas en el parque del pueblo. Un día, mientras jugaba en el parque, escuchó unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano. Sin pensarlo dos veces, decidió ir a investigar.
Al adentrarse en el bosque, descubrió que un grupo de animales del bosque estaba en problemas. Un zorro había caído en un pozo profundo y no podía salir. Margarita no dudó ni un segundo.
Se acercó al pozo y con todas sus fuerzas logró sacar al zorro sano y salvo. Los animales del bosque la miraban asombrados por su valentía y determinación. -¡Gracias por salvarme! -dijo el zorro emocionado. -¡De nada! Siempre hay que ayudar a quienes lo necesitan -respondió Margarita con una sonrisa.
Desde ese día, los animales del bosque consideraron a Margarita su heroína y amiga. Le agradecieron regalándole una pelota mágica que les permitiría comunicarse con ella siempre que lo necesitaran.
Con su nueva pelota mágica en mano, Margarita siguió explorando el bosque y ayudando a quienes lo necesitaban. Ya no solo jugaba con las pelotas en el parque, sino que también se dedicaba a proteger la naturaleza y a sus amigos animales.
Un día, una bandada de pájaros le pidió ayuda para detener la tala indiscriminada de árboles en el bosque. Margarita sabía que esta tarea sería difícil, pero no imposible para alguien tan valiente como ella.
Con ingenio y astucia, Margarita ideó un plan para detener a los taladores ilegales e impedir la destrucción del bosque. Con la ayuda de sus amigos animales y su increíble destreza con las pelotas, logró salvar el bosque y convertirse en la protectora de la naturaleza.
Desde entonces, Villa Pelotera prosperó gracias al trabajo conjunto de Margarita y los habitantes del pueblo junto con los animales del bosque. Todos aprendieron la importancia de cuidar el medio ambiente y trabajar juntos para lograr un mundo mejor.
Y así fue como Margarita demostró que ser fuerte no solo significa tener músculos grandes, sino también tener un corazón valiente capaz de hacer frente a cualquier desafío que se presente en el camino.
FIN.