Margarita y las Plantas Guardianas del Jardín


Había una vez en un tranquilo y colorido jardín, un grupo de plantas muy felices. Entre ellas, se encontraba Margarita, una hermosa flor blanca con pétalos radiantes como el sol.

Margarita era muy sabia y disfrutaba de pasar su tiempo enseñando a las demás plantas sobre la importancia de la fotosíntesis.

Un día, mientras todas las plantas estaban reunidas escuchando a Margarita hablar sobre cómo las hojas capturan la luz del sol y producen alimento para ellas mismas, llegó un viento fuerte que trajo consigo algo terrible: contaminación. El aire se volvió gris y denso, impregnado de humo tóxico que provenía de una fábrica cercana. Las plantas comenzaron a sentirse débiles y enfermas.

Sus hojas se marchitaron rápidamente, sus colores se desvanecieron y no tenían la energía suficiente para realizar la fotosíntesis correctamente. Estaban en peligro.

Margarita reunió a todas las plantas nuevamente y les dijo: "Amigos míos, sé que estamos pasando por momentos difíciles, pero no podemos rendirnos. Debemos encontrar una solución para salvar nuestro hogar". Las plantas estaban preocupadas pero confiaban en Margarita. Juntas buscaron ideas e investigaron cómo podrían purificar el aire contaminado para poder realizar la fotosíntesis nuevamente.

Fue entonces cuando descubrieron que algunas plantas tenían propiedades especiales para absorber toxinas del ambiente y limpiar el aire. Una planta llamada Helecho Purificador resultó ser especialmente efectiva en esta tarea.

Margarita se llenó de alegría al encontrar esta solución y les dijo a las demás plantas: "¡Vamos a buscar Helecho Purificador y traerlo a nuestro jardín para que nos ayude a purificar el aire!"Las plantas se dividieron en grupos y comenzaron su búsqueda por todo el vecindario.

Recorrieron calles, parques e incluso ríos en busca de la planta mágica. Después de mucho esfuerzo, finalmente encontraron un pequeño Helecho Purificador creciendo cerca del río. Regresaron al jardín emocionadas y con gran esperanza.

Plantaron el Helecho junto a Margarita, quien lo abrazó con cariño y le dio la bienvenida. Juntas, todas las plantas trabajaron arduamente para limpiar el aire contaminado.

Poco a poco, el aire empezó a despejarse y las hojas de las plantas volvieron a brillar con vida. El jardín recuperó sus colores vibrantes y todas las plantas estaban sanas nuevamente.

Desde ese día, Margarita no solo enseñaba sobre fotosíntesis, sino también sobre la importancia de cuidar nuestro entorno y cómo cada uno puede contribuir para mantenerlo limpio y saludable. Y así fue como Margarita junto con sus amigas plantas demostraron que podemos superar cualquier obstáculo cuando trabajamos juntos por un objetivo común.

Ellos nos enseñan que todos tenemos la responsabilidad de proteger nuestro planeta y preservarlo para generaciones futuras. Y colorín colorado... ¡La historia del jardín feliz ha terminado!

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