Margarita y su valiente amistad


Había una vez una niña llamada Margarita que tenía 6 años y asistía a un colegio en Argentina.

A pesar de ser muy inteligente y simpática, Margarita se sentía triste porque no tenía amigas con quienes jugar en los recreos. Un día, mientras caminaba por el patio del colegio buscando alguien con quien hacer amistad, escuchó risas y voces animadas provenientes de un grupo de niñas que jugaban juntas.

Con timidez, Margarita se acercó a ellas y preguntó si podía unirse a su juego. Las niñas la miraron con sorpresa y luego comenzaron a reírse. "¡No queremos jugar contigo! Eres extranjera", le dijeron burlonamente. Margarita se sintió aún más triste al escuchar esas palabras hirientes.

Margarita también estaba frustrada porque no le gustaba su pelo rizado, siempre soñaba con tenerlo liso como las demás niñas. Se sentía diferente y pensaba que eso era lo que alejaba a los demás de ella.

Decidida a cambiar su situación, Margarita decidió hablar con su mamá sobre cómo se sentía. Su mamá la abrazó cariñosamente y le dijo: "Margarita, cada persona es especial de una manera única. No tienes por qué cambiar quién eres para encajar".

Animada por las palabras de su mamá, Margarita decidió enfrentarse a sus miedos y demostrarle al resto del colegio lo maravillosa que era. Decidió aceptarse tal como era e intentar ganarse el corazón de sus compañeros.

Al día siguiente, Margarita llegó al colegio con una sonrisa en su rostro y se acercó a un grupo de niñas que parecían amigables. "¡Hola! ¿Les gustaría jugar conmigo?", les preguntó con entusiasmo. Las niñas la miraron sorprendidas y luego sonrieron.

"¡Claro que sí! Eres muy valiente por acercarte a nosotras", le respondieron amablemente. Desde ese momento, Margarita empezó a hacer nuevas amigas y se dio cuenta de que su nacionalidad no importaba.

Con el tiempo, Margarita también aprendió a amar su pelo rizado. Se dio cuenta de que era parte de lo que la hacía única y especial. Comenzó a experimentar peinados divertidos y coloridos que resaltaban aún más su personalidad vibrante.

A medida que pasaban los días, Margarita se convirtió en una líder positiva dentro del colegio. Ayudaba a otros niños cuando tenían problemas y siempre estaba dispuesta a escuchar.

Su historia inspiradora fue compartida por todos los alumnos, quienes admiraban su valentía y determinación para cambiar las cosas. Desde aquel día, el colegio se volvió un lugar más inclusivo donde todos eran bienvenidos sin importar sus diferencias.

Y todo esto gracias al coraje y la perseverancia de una pequeña niña llamada Margarita, quien demostró al mundo que nunca debemos perder la esperanza y siempre debemos ser fieles a nosotros mismos. Y así fue como Margarita encontró verdaderas amigas en el colegio, donde juntas disfrutaban cada recreo jugando felices bajo el sol argentino.

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