Margarita y sus amigos
Había una vez en un hermoso jardín, una mariposa llamada Margarita. Margarita era conocida por ser la mariposa más bella de todo el lugar.
Sus alas relucían con colores brillantes y su vuelo era tan ligero como una pluma. Un día, mientras Margarita revoloteaba entre las flores, se detuvo frente a un espejo de agua y contempló su reflejo.
Se quedó admirando su propia belleza por largo rato, pensando en lo afortunada que era de ser tan hermosa. De repente, escuchó llantos provenientes de una flor cercana. Era Violeta, una pequeña flor morada que estaba triste porque no podía alcanzar la luz del sol entre las hojas más altas.
"¿Qué te pasa, Violeta?" -preguntó Margarita con ternura. "Estoy muy triste, Margarita. No puedo recibir suficiente luz solar y me siento débil", respondió Violeta entre sollozos. Margarita reflexionó sobre cómo podría ayudar a su amiga Violeta. Entonces tuvo una idea brillante.
"¡No te preocupes, Violeta! Voy a posarme sobre tus pétalos para llevar un poco de luz del sol directamente hacia ti", anunció Margarita con entusiasmo.
Violeta se iluminó con esperanza mientras Margarita cumplía su promesa y se posaba delicadamente sobre sus pétalos. Poco a poco, la energía del sol comenzó a revitalizar a la pequeña flor morada.
Con el paso de los días, gracias al gesto desinteresado de Mariposa Margarita, Violeta creció fuerte y radiante bajo el cuidado especial que recibía. La noticia sobre la noble acción de Mariposa pronto se extendió por todo el jardín, convirtiéndola en un ejemplo para todos los habitantes del lugar.
Un día llegaron noticias desde el otro lado del jardín: había surgido un problema grave en el arroyo que abastecía al jardín y todas las plantas estaban sedientas. El agua no fluía correctamente debido a unas rocas que bloqueaban el paso del arroyo.
Margarita sabía que debía actuar rápidamente para ayudar a sus amigos en apuros. Reunió a varios insectos amigos suyos y les propuso trabajar juntos para mover las rocas y permitir que el agua volviera a fluir libremente por el arroyo.
Con esfuerzo y cooperación lograron remover las rocas obstaculizadoras y devolveron la vitalidad al arroyo y al jardín entero. Todos celebraron emocionados este acto heroico realizado gracias al liderazgo solidario de Mariposa Margarita.
Desde entonces, Mariposa comprendió que su belleza no solo residía en sus coloridas alas sino también en su capacidad para ayudar desinteresadamente a los demás.
A partir de ese momento dedicó parte de su tiempo cada día para colaborar con quienes lo necesitaban sin esperar nada a cambio, convirtiéndose así en la protectora valiente y generosa del jardín donde vivían.
FIN.