María Belén y el unicornio del bosque
María Belén era una niña muy especial, le encantaban los unicornios y siempre soñaba con encontrar uno en el bosque. Un día, mientras paseaba entre los árboles, escuchó un relincho cercano.
Emocionada, se adentró en el bosque siguiendo el sonido y pronto descubrió que provenía de un unicornio atrapado en una cerca. El pobre animal se retorcía, asustado y lastimado. María Belén, sin dudarlo, se acercó con valentía al unicornio. - ¿Estás bien? - le preguntó con ternura.
El unicornio miró a María Belén con ojos tristes y asintió débilmente. Con cuidado, María Belén desató al unicornio y utilizó unas hierbas medicinales que llevaba en su mochila para curar las heridas.
El unicornio la miraba con agradecimiento mientras ella le hablaba con cariño, recordándole lo hermoso y especial que era. Después de un rato, el unicornio se puso de pie, completamente recuperado, y tocó con su cuerno el hombro de María Belén, quien sintió una cálida energía recorrer su cuerpo.
El unicornio la había bendecido por su valentía y bondad. Juntos, caminaron de regreso a casa, compartiendo risas y aventuras.
Desde ese día, María Belén siguió visitando al unicornio, convirtiéndose en su amiga y protectora del bosque, siempre recordando la importancia de ser valiente, amable y compasiva.