María en el país del sol naciente



María era una niña curiosa y soñadora que pasaba horas leyendo libros sobre diferentes países, mirando documentales y explorando en internet. Le encantaba sumergirse en las culturas de lugares lejanos y aprender todo lo posible sobre ellos.

Un día, mientras hojeaba un libro sobre Japón, María se sintió inspirada a vivir su propia aventura. Decidió que quería viajar al país del sol naciente para experimentar de primera mano todas las maravillas que tanto había leído.

Con determinación, María comenzó a ahorrar cada centavo que recibía como regalo de cumpleaños o por hacer pequeñas tareas en casa. Finalmente, después de mucho esfuerzo, logró reunir suficiente dinero para comprar un boleto de avión a Japón.

Al llegar a Japón, María estaba emocionada y llena de energía. Se sumergió por completo en la cultura japonesa: probó el delicioso sushi, aprendió a hacer origami y se maravilló con los hermosos jardines zen.

Pero lo que más le impactó fue la amabilidad y respeto con el que los japoneses trataban a los demás. Un día, mientras paseaba por un mercado tradicional japonés, María se encontró con una anciana muy amable que vendía dulces típicos.

La anciana notó el interés genuino de María por la cultura japonesa y decidió enseñarle cómo hacer wagashi, unos dulces japoneses tradicionales. "¡Hola! Soy Yuki. ¿Te gustaría aprender a hacer wagashi?", dijo la anciana con una sonrisa cálida.

"¡Sí, me encantaría!", respondió María emocionada. Durante horas, María aprendió pacientemente cada paso para crear los wagashi perfectos. La anciana compartió historias sobre la importancia de la tradición y el cuidado que ponían los japoneses en cada detalle de su arte culinario.

Al finalizar la clase improvisada, la anciana entregó a María una caja llena de wagashi hechos por ellas juntas. María estaba emocionada y agradecida por esta experiencia única e inolvidable.

De regreso a casa, María reflexionó sobre todo lo aprendido en su viaje a Japón. Se dio cuenta de lo valioso que era sumergirse en otras culturas y aprender de las personas que las conforman.

Decidió seguir explorando el mundo y expandiendo sus horizontes para ser una ciudadana del mundo más comprensiva y empática. Y así fue como María descubrió no solo nuevos lugares exóticos sino también la riqueza cultural y humana que hay en cada rincón del planeta.

FIN.

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