María encuentra su voz
Había una vez una niña llamada María, que estaba pasando por un momento difícil en la escuela. Algunos de sus compañeros la molestaban y le decían cosas desagradables que la ponían triste.
María no sabía cómo reaccionar ante esas situaciones, así que decidió hablar con su mamá para pedirle ayuda. "Mamá, estoy cansada de que mis compañeros me molesten en la escuela. No sé qué hacer", le dijo María a su mamá con lágrimas en los ojos.
Su mamá la abrazó con ternura y le dijo: "No te preocupes, hija. Vamos a buscar juntas una solución para esto".
Entonces, decidieron ir a ver a una terapeuta que las pudiera orientar sobre cómo manejar esas situaciones difíciles. Al llegar al consultorio de la terapeuta, fueron recibidas por una mujer amable y comprensiva. María se sintió cómoda al instante y comenzó a contarle todo lo que estaba pasando en la escuela.
La terapeuta escuchaba atentamente y luego les dijo: "María, es importante que aprendas a valorarte a ti misma y no permitas que las palabras negativas de los demás te afecten tanto. También debes aprender a comunicar tus sentimientos de manera asertiva".
María asintió con determinación, decidida a seguir los consejos de la terapeuta para enfrentar esta situación. Con el apoyo de su mamá y la guía de la terapeuta, poco a poco fue ganando confianza en sí misma.
Un día, cuando sus compañeros intentaron molestarla nuevamente, María recordó lo aprendido en las sesiones de terapia.
En lugar de quedarse callada o responder con tristeza, se detuvo un momento y les dijo con firmeza: "Yo me valoro tal como soy y no permitiré que sus palabras hirientes me afecten". Para sorpresa de todos, sus compañeros se quedaron sin palabras ante esa respuesta tan segura y respetuosa.
A partir de ese día, dejaron de molestarla y algunos incluso empezaron a tratarla con más amabilidad. María comprendió entonces el poder de creer en sí misma y expresar sus sentimientos adecuadamente. Se dio cuenta de que había encontrado una nueva forma de relacionarse con los demás, basada en el respeto mutuo.
Gracias al apoyo incondicional de su mamá y las enseñanzas positivas de la terapeuta, María logró superar esos momentos difíciles en la escuela y fortalecer su autoestima.
Y colorín colorado, este cuento ha terminado pero recuerda: ¡siempre hay formas positivas de enfrentar los desafíos!
FIN.