María, la madre de la luz
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Nazaret, una niña llamada María. María era muy dulce, cariñosa y siempre ayudaba a los demás. Vivía con sus padres, José y Ana, en una humilde casita.
Un día, mientras María estaba ayudando a su madre a reagarrar agua del pozo, se le apareció un ángel. El ángel le dijo que ella sería la mamá de alguien muy especial que traería mucha luz al mundo.
María no entendió bien qué significaba eso, pero confió en el mensaje del ángel. "¡Hola María! Tengo un mensaje muy importante para ti", dijo el ángel con voz suave y cálida. "¿Qué mensaje tienes para mí?", preguntó María curiosa.
"Serás la mamá de alguien muy especial. Él traerá amor y bondad a todas las personas", explicó el ángel. "¡Oh! ¿Y quién será ese alguien tan especial?", preguntó María emocionada. "Eso lo descubrirás pronto.
Confía en ti misma y en tu corazón", respondió el ángel antes de desaparecer. María guardó en su corazón las palabras del ángel y siguió con sus tareas diarias. Con el tiempo, se dio cuenta de que estaba esperando un bebé.
A medida que su pancita crecía, también lo hacía su amor por ese niño que llevaba dentro. Los meses pasaron y finalmente llegó el momento del nacimiento. En medio de la noche estrellada, nació Jesús, un bebé hermoso y lleno de luz.
María lo abrazó con ternura y supo en ese instante que él era el niño especial del que le había hablado el ángel. Jesús creció rodeado del amor incondicional de María y José.
Desde pequeño mostraba cualidades únicas: era compasivo, generoso y siempre ayudaba a los demás sin esperar nada a cambio. Su luz iluminaba los corazones de todos los que lo conocían.
Un día, cuando Jesús ya era un joven adulto, partió en un viaje para llevar su mensaje de amor y paz a otras tierras. María lo despidió con lágrimas en los ojos pero sabiendo que él cumpliría grandes cosas.
Con el paso del tiempo, Jesús se convirtió en una figura inspiradora para muchas personas alrededor del mundo. Y aunque ya no estaba físicamente junto a ella, María seguía sintiendo su presencia en cada rayo de sol, en cada brisa suave y en cada acto de bondad.
Y así fue como la pequeña niña llamada María se convirtió en la mamá de Jesús, aquel ser extraordinario que cambió la historia con su amor infinito y su ejemplo imborrable de bondad hacia todos los seres humanos.
FIN.