María, la niña que aprendió a portarse bien



María era una niña traviesa y revoltosa. Siempre se metía en problemas y desobedecía a sus padres. Un día, cansados de su mal comportamiento, sus padres decidieron enviarla a pasar una temporada con su abuela, Doña Rosa, en el campo.

Al principio, María se resisitó, pero finalmente aceptó la idea. Al llegar a la casa de su abuela, María se encontró con un entorno completamente diferente.

Doña Rosa le enseñó a cuidar el jardín, a alimentar a los animales y a cocinar. Al principio, María se quejaba y se resistía a hacer las tareas, pero poco a poco fue descubriendo el valor del esfuerzo y la responsabilidad.

Un día, un pollito se perdió en el bosque y María decidió salir en su búsqueda. Tras una larga aventura, logró encontrarlo sano y salvo. A partir de ese momento, María comenzó a tomar más responsabilidad en sus tareas diarias y a comportarse de manera más amable.

Al regresar a casa, sus padres notaron el cambio en su actitud y se sintieron muy orgullosos de ella. María comprendió que el trabajo duro y la responsabilidad traen recompensas, y decidió seguir comportándose de manera ejemplar.

Desde entonces, se convirtió en una niña amable, colaboradora y responsable, siempre dispuesta a ayudar a los demás.

FIN.

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