María, la pequeña solucionadora
Había una vez una niña llamada María, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Desde muy pequeña, María siempre había sentido un gran deseo de ayudar a las personas y hacer del mundo un lugar mejor.
Un día, mientras caminaba por el parque, María vio a dos hermanitos discutiendo entre sí. Se acercó corriendo y les preguntó qué pasaba. - ¡María! - exclamaron los hermanos - No podemos decidir qué juego jugar.
Siempre queremos cosas diferentes y no nos ponemos de acuerdo. María sonrió y dijo: "No se preocupen chicos, yo puedo ayudarlos". Después de escuchar atentamente a cada uno de los hermanitos, María tuvo una idea brillante.
- ¿Qué tal si jugamos a un juego nuevo? - sugirió María - Un juego donde puedan combinar sus ideas y divertirse juntos. Los hermanitos aceptaron entusiasmados la propuesta de María. Jugaron durante horas y descubrieron que podían encontrar soluciones creativas cuando trabajaban en equipo.
Después de aquel día, la noticia sobre cómo María había ayudado a los hermanitos se propagó por todo el pueblo. Otras personas comenzaron a acudir a ella en busca de ayuda con sus problemas familiares.
Un día soleado, llegó al pueblo una familia nueva con muchos niños. Los padres estaban agobiados porque no sabían cómo organizar su hogar para tantos hijos. María escuchó sobre la situación y decidió visitarlos para ofrecerles su ayuda.
Al llegar allí, encontró a los padres muy preocupados intentando ordenar todas las pertenencias de los niños. - Hola, soy María - dijo la niña con una sonrisa amigable - He escuchado que necesitan ayuda para organizar su hogar.
¿Puedo ayudarlos? Los padres aceptaron agradecidos y María comenzó a trabajar junto a ellos. Organizó una reunión familiar donde cada uno de los hijos pudo expresar lo que quería en su habitación y cómo se sentían más cómodos.
María propuso un plan para que todos pudieran compartir el espacio de manera equitativa y divertida. Pronto, la casa se convirtió en un lugar lleno de risas y armonía.
Con el tiempo, las noticias sobre cómo María había ayudado a tantas personas con sus problemas familiares llegaron incluso a otras ciudades cercanas. La fama de María creció rápidamente y muchas personas la buscaban para pedirle consejo o simplemente hablar sobre sus inquietudes.
Un día, cuando María estaba paseando por el pueblo, vio a un hombre mayor sentado solo en un banco del parque. Se acercó lentamente y le preguntó si podía hacer algo por él.
El hombre miró fijamente a María con una expresión triste y le contó que había perdido a su esposa hace poco tiempo y se sentía muy solo. María sintió empatía por el hombre y decidió invitarlo a una cena especial en su casa. Prepararon juntos un delicioso banquete y compartieron historias divertidas mientras comían.
El hombre se sintió tan feliz en compañía de María que decidió contarle sobre su pasión por tocar música. Hablaron durante horas sobre canciones favoritas e instrumentos musicales.
Al final de la noche, María le propuso al hombre que formaran un grupo musical y tocaran juntos en el parque para alegrar a las personas. El hombre aceptó emocionado y así nació "Los Alegres del Parque", una banda que llenaba de música y felicidad cada rincón del pueblo.
María se dio cuenta de que ayudar a los demás no solo era su pasión, sino también su misión en la vida. Siguió inspirando a las personas a ser amables, comprensivas y a trabajar juntas para resolver sus problemas familiares.
Y así, gracias al espíritu generoso y valiente de María, el mundo se convirtió en un lugar mejor donde todos podían encontrar apoyo y amor en sus familias. .
FIN.