María, Silvia y Gonzalo


Había una vez un hermoso restaurante en la ciudad, donde María y Silvia trabajaban como camareras. Siempre estaban ocupadas llevando platos de comida deliciosa a los clientes y asegurándose de que todo estuviera limpio y ordenado.

Un día, mientras María estaba caminando por el comedor con una bandeja llena de vasos, tropezó con un cable suelto en el suelo.

Por suerte, pudo mantener el equilibrio y no cayó, pero se dio cuenta de que esto podía ser peligroso para ella y sus compañeros. Decidieron hablar con Gonzalo, el técnico de prevención de riesgos laborales del restaurante. Gonzalo era muy amable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los empleados a estar seguros en su trabajo.

"Hola Gonzalo", dijo María. "Hemos notado algunos riesgos aquí en el restaurante y queríamos saber si puedes ayudarnos". Gonzalo asintió con una sonrisa y les pidió que le mostraran los lugares donde habían visto los riesgos.

Juntos recorrieron cada rincón del restaurante: desde la cocina hasta las mesas del comedor. En la cocina, Silvia señaló un cuchillo afilado que sobresalía del estante. Gonzalo rápidamente tomó medidas para colocar un protector alrededor del cuchillo para evitar accidentes.

"¡Gracias Gonzalo!", exclamó Silvia. "Ahora nos sentiremos mucho más seguras al trabajar aquí". Continuaron inspeccionando el área de preparación de alimentos y descubrieron algunos cables desgastados cerca de las máquinas eléctricas.

Gonzalo inmediatamente llamó a un electricista para que los reparara. "Es muy importante mantener todo en buen estado y sin peligros", dijo Gonzalo. "Así podemos evitar accidentes y lesiones".

Después de revisar la cocina, se dirigieron al comedor y María señaló el cable suelto con el que había tropezado anteriormente. "Eso definitivamente es un riesgo", dijo Gonzalo. "Voy a asegurarme de que esté bien fijado al suelo para evitar más accidentes".

Gonzalo también notó que algunas sillas estaban desgastadas y podrían romperse si alguien se sentaba en ellas. Decidió reemplazarlas por sillas nuevas y seguras. Después de tomar todas las medidas necesarias, Gonzalo se reunió con María y Silvia nuevamente. "Ahora el restaurante está mucho más seguro", les dijo.

"Es importante recordar siempre estar atentos a los posibles riesgos en nuestro entorno laboral". María y Silvia asintieron con gratitud hacia Gonzalo por su ayuda y se sintieron aliviadas de saber que ahora podían trabajar sin preocupaciones.

Desde ese día, todos en el restaurante fueron conscientes de la importancia de la prevención de riesgos laborales. Se aseguraron de informar cualquier problema o situación peligrosa a Gonzalo, quien siempre estaba dispuesto a ayudarlos. El restaurante continuó prosperando gracias al trabajo duro y seguro del equipo.

Y María, Silvia y todos sus compañeros disfrutaron trabajando juntos sabiendo que estaban protegidos gracias a las medidas preventivas tomadas por Gonzalo.

Y así, aprendieron una valiosa lección: la seguridad es lo más importante en el trabajo y siempre debemos estar atentos a los riesgos para evitar daños innecesarios.

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