María y el desafío del bosque encantado


En una pequeña aldea rodeada de un frondoso bosque, vivía María, una niña curiosa y valiente. Un día, el pueblo se vio amenazado por una terrible sequía que había dejado secos los campos y los árboles.

La gente estaba preocupada, pero María decidió hacer algo al respecto. "¡Voy a hablar con el guardián del bosque encantado!", anunció a su familia. Todos le advirtieron sobre los peligros que acechaban en el bosque, pero María estaba decidida.

Armada con su determinación, partió hacia el bosque. En su camino, se encontró con varios desafíos: un río caudaloso que debía cruzar, un laberinto de espinas y un puente a punto de derrumbarse. Con astucia y valentía, logró sortear cada obstáculo.

Finalmente, llegó a la entrada del bosque encantado, donde el guardián la recibió. "¿Qué te trae aquí, niña valiente?", preguntó el guardián con voz profunda. María le explicó la difícil situación de su pueblo y le pidió ayuda.

El guardián le entregó una semilla especial y le dijo: "Planta esta semilla en el corazón del bosque y cuida de ella con amor". María regresó al pueblo y siguió al pie de la letra las instrucciones del guardián.

Día tras día, cuidó la semilla con esmero, regándola y protegiéndola. Pronto, la semilla brotó y se convirtió en un árbol majestuoso que dio sombra y vida al bosque, poniendo fin a la sequía.

El pueblo entero celebró la valentía y determinación de María, quien demostró que, con esfuerzo y valentía, los problemas pueden superarse. Desde entonces, María se convirtió en un ejemplo a seguir para todos los niños de la aldea.

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