María y el Magia de la M



Había una vez una niña hermosa llamada María, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos brillantes. María tenía una particular habilidad: le encantaba jugar con los sonidos de la letra 'm'. Era su juego favorito, y lo hacía en cada rincón de su casa.

- ¡Mira, mamá! -exclamaba mientras hacía melodías con su voz, imitando el sonido de las olas del mar-. "Mmmaravilloso, ¡me encantó!".

María se divertía creando palabras mágicas, como ‘mariposa’, ‘mamá’, y ‘mesa’, transformando cada sonido en una pequeña canción. Un día, mientras jugaba a rebotar palabras, vio una mariposa de tonos vibrantes que danzaba alrededor de ella.

- ¡Hola, mariposa! ¿Te gustaría jugar conmigo? -preguntó María con una sonrisa.

La mariposa pareció asentir y comenzó a girar en el aire, guiando a María hacia el bosque. Intrigada, María siguió el vuelo de la mariposa hasta llegar a un claro donde encontró un misterioso libro enorme, cubierto de hojas y flores.

- ¿Qué será esto? -se preguntó mientras levantaba el libro con ambas manos. En la portada había una gran letra 'M' dorada.

María abrió el libro y se dio cuenta de que estaba lleno de palabras por todos lados, ¡pero también estaba repleto de sonidos! Con cada palabra que pronunciaba, un pequeño destello de luz aparecía.

- ¡Esto es mágico! -gritó emocionada. Decidió experimentar con los sonidos de la 'm'.- “¡Música! ¡Madera! ¡Mermelada! ”

A medida que pronunciaba, cada palabra creaba un espectáculo de luces y colores en el aire. Sin embargo, de repente, un pequeño perro que había estado jugando cerca, se acercó y empezó a ladrar.

- ¡Mira, amigo! -dijo María-. ¡Vamos a jugar! ¡Di algo con 'm'!

El perrito miró a María con ojos curiosos y comenzó a ladrar de una forma graciosa, como si quisiera intentar formar palabras.

- ¿Mmm... Nocturno? ¡Eso es un sonido de la 'n', pero sigue intentándolo! -rió María mientras animaba al perrito.

Y así, ambos comenzaron a jugar. María y el perrito se movían por el bosque, descubriendo sonidos ocultos y experimentando con la magia de las palabras. Cada vez que se encontraban con un nuevo amigo del bosque, como un gato, un búho o un ratón, les pedían que dijeran algo con la 'm'.

- ¡Miau! -dijo el gato.

- ¡Bien! ¡Eso va en el libro! -anotó María en un cuaderno que encontró entre las páginas del libro mágico.

Pero, en un momento de distracción, el libro voló con una ráfaga de viento y se alejó de ellos.

- ¡Espera, libro mágico! -gritó María, corriendo detrás de él. Sin embargo, el libro parecía tener vida propia y se dirigía a un rincón del bosque, donde había un lago muy tranquilo.

María y el perrito lograron alcanzar el borde del lago, donde el libro aterrizó. Allí, un gran silencio reinó, y María se dio cuenta de que el libro reflejaba el brillo del agua y el cielo.

- ¡Hay que atraparlo! -dijo entre risas, mientras caminaban lentamente sobre los suaves pebbles.

María se acercó con cautela y, al hacerlo, comenzó a susurrar sonidos de la letra 'm' en el aire. A medida que hablaba, las ondas del agua respondían e incluso el libro parecía moverse al ritmo de su voz.

De repente, un pez saltó del agua, y le habló a María:

- ¡Hola, María! ¡Tienes que pronunciar palabras mágicas para traer al libro de vuelta!

María respiró hondo y comenzó a cantar palabras con la 'm': "música, magia, montaña, mariposa". Y con cada palabra, el libro se levantaba un poco más.

- Más fuerte, María -le dijo el pez-. ¡Debes hacerlo con todo tu corazón!

- ¡Maga del sonido! ¡Maravillosamente mágico! -gritó, y con un último esfuerzo, el libro voló hacia ella, cayendo suavemente en sus brazos. El lago resplandecía mientras el viento soplaba suavemente.

María, cansada pero feliz, se sentó en la orilla con su nuevo amigo, el perrito, y miró las palabras que había anotado.

- Cada sonido tiene su magia -dijo con una sonrisa-. Prometo seguir jugando y creando música con cada letra.

Y así, María regresó a su casa, llevando consigo el libro mágico y la experiencia de un día lleno de aventuras y amistad. Desde ese día, nunca dejó de jugar con los sonidos de la 'm', volviéndose la amiga más querida de los habitantes del bosque, quienes en cada encuentro, hacían juntos melodías que nunca olvidarían.

- ¡Hasta la próxima aventura! -se despidió María al cerrar el libro con una sonrisa llena de magia y amor por las palabras.

FIN.

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