María y la cabaña encantada


En un pequeño pueblo rodeado de árboles frondosos y colinas verdes, vivía una niña llamada María. María era curiosa, valiente y siempre estaba en busca de aventuras.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, encontró una antigua cabaña escondida entre los árboles. Intrigada, decidió entrar y descubrió que pertenecía a una bruja amable y sabia llamada Doña Beatriz. -¡Hola! Soy María. ¿Y tú quién eres? -preguntó la niña con entusiasmo.

-Soy Doña Beatriz, una bruja que vive en armonía con la naturaleza -respondió la anciana con una sonrisa. María se sintió emocionada al conocer a alguien tan especial como Doña Beatriz.

La bruja le mostró su colección de libros mágicos y le dijo a María que podía leer todos los libros que quisiera siempre y cuando los tratara con respeto y responsabilidad. María comenzó a leer vorazmente cada libro que encontraba en la cabaña de la bruja.

Aprendió hechizos para cuidar el medio ambiente, pociones para sanar plantas heridas y conjuros para proteger a los animales del bosque. Con cada página que leía, María se sentía más conectada con la naturaleza y más segura de sí misma.

Un día, mientras paseaba por el pueblo, María vio a un grupo de niños maltratando a un gato callejero. Sin dudarlo, recordó un hechizo que había aprendido en uno de los libros de Doña Beatriz y lo pronunció en voz baja.

El gato se transformó en un destello dorado y desapareció ante los ojos sorprendidos de los niños. -¡Wow! ¡Eso estuvo genial! -exclamaron los niños asombrados.

María les explicó que todos debemos cuidar y respetar a los animales porque son seres vivos maravillosos que merecen nuestro amor. Los niños reflexionaron sobre sus acciones e hicieron las paces con el gato antes maltratado.

Desde ese día, María se convirtió en la protectora de todos los seres vivos del pueblo gracias a sus conocimientos mágicos adquiridos en los libros de Doña Beatriz. La gente comenzó a llamarla "María Bosquejo" por su habilidad para dibujar sonrisas en el rostro de quienes lo necesitaban.

Doña Beatriz observaba orgullosa desde su cabaña cómo María utilizaba sus poderes para hacer el bien en el mundo. Juntas compartían tardes leyendo cuentos mágicos bajo la sombra de un árbol centenario mientras las risas resonaban por todo el bosque.

Y así, María Bosquejo siguió escribiendo su historia llena de magia, amistad y amor por la naturaleza junto a su querida mentora Doña Beatriz, demostrando que incluso las brujas pueden tener un corazón bondadoso si saben usar sus poderes para hacer el bien.

Dirección del Cuentito copiada!