María y la flor gigante



María se levantó temprano esa mañana para ir a la escuela. Mientras caminaba por el sendero que la llevaba al colegio, algo llamó su atención.

En medio del jardín, se encontró con una flor gigante, la más grande que había visto en toda su vida. La flor era de un color lila brillante y desprendía un dulce aroma que llenaba el aire.

Sorprendida, María se acercó lentamente a la flor y notó que ésta se movía como si estuviera tratando de llamar su atención. Sin pensarlo dos veces, María decidió acercarse aún más para observarla. De repente, la flor abrió lentamente sus pétalos y reveló una pequeña hada que estaba atrapada entre sus hojas. La hada parecía triste y agotada.

María, llena de valentía, extendió su mano y con cuidado liberó a la hada de su aprieto.

La hada, agradecida, le sonrió y le explicó que la flor gigante era su hogar, pero que había crecido demasiado y la había atrapado. La hada le contó a María que necesitaba encontrar un nuevo hogar antes de que la flor la atrapara nuevamente. María, conmovida por la historia, decidió ayudar a la hada.

Juntas emprendieron un viaje por el bosque en busca de un nuevo hogar para la hada. Después de atravesar prados, montañas y ríos, encontraron un árbol hueco perfecto para que la hada viviera. La hada, agradecida, le prometió a María que le ayudaría siempre que lo necesitara.

Con un abrazo tierno, la hada desapareció en su nuevo hogar. María volvió a casa con una sonrisa en su rostro, sabiendo que había hecho una buena acción y que había ganado una amiga para toda la vida.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!