María y la intuición valiente



En un hermoso día soleado en Cañaguate, María regresaba de la escuela caminando por el sendero polvoriento que la llevaba a su hogar.

Mientras disfrutaba del canto de los pájaros y el suave murmullo del arroyo cercano, algo en su interior le hizo sentir un escalofrío repentino. Al llegar a casa, encontró a sus padres trabajando en el campo, cultivando las tierras con esmero y dedicación.

Ana y José se alegraron al verla llegar y le preguntaron cómo había sido su día en la escuela. María les contó sobre sus clases, sus amigos y las travesuras del día. "¡Qué bueno que estás de vuelta, hija! Siempre nos alegra verte", dijo Ana con una sonrisa amorosa.

"Sí, María. Eres nuestro orgullo", agregó José con cariño. Sin embargo, mientras cenaban esa noche, un extraño presentimiento invadió nuevamente el corazón de María. Se sentía inquieta e intranquila sin saber exactamente por qué.

Al caer la tarde, cuando el sol comenzaba a ocultarse detrás de las montañas, María decidió dar un paseo por los alrededores del pueblo.

Caminaba absorta en sus pensamientos cuando escuchó una voz suave pero firme que le hablaba desde lo más profundo de su ser. "María... María... ", susurraba la voz misteriosa. Era como si alguien invisible intentara comunicarse con ella.

Intrigada, siguió caminando hasta llegar a un viejo árbol centenario que destacaba entre los demás por su imponente presencia. La voz parecía provenir de ese lugar sagrado. "¿Quién está ahí?", preguntó Maria tímidamente. La voz respondió: "Soy tu intuición, Maria. Estoy aquí para guiarte y protegerte".

María sintió un escalofrío recorrer su cuerpo mientras escuchaba atentamente las palabras de la misteriosa voz. De repente, recordó todas las veces que había sentido ese presentimiento antes; era su intuición advirtiéndole sobre peligros inminentes.

Decidida a descubrir qué significaba todo esto, Maria volvió corriendo a casa para contarle a sus padres lo ocurrido. Ana y José escucharon atentamente cada palabra de su hija y comprendieron la gravedad de la situación. "Debemos confiar en ti y en tu intuición, María", dijo Ana con determinación.

"Estaremos juntos en esto y te apoyaremos en todo momento", añadió José con orgullo. Desde ese día, Maria aprendió a valorar y escuchar su intuición como una guía invaluable en su vida cotidiana.

Descubrió que todos poseemos una voz interna que nos alerta y nos protege cuando algo no está bien. Con el amor y apoyo de sus padres, logró vencer cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia un futuro prometedor lleno de éxitos y felicidad.

Y así fue como Maria se convirtió no solo en una niña inteligente y hermosa sino también en una valiente heroína capaz de enfrentar cualquier desafío gracias al poderoso don de la intuición que siempre llevaría consigo dondequiera que fuera.

FIN.

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