María y las marionetas en busca del carnaval perdido



Era un día soleado de verano en la ciudad de Buenos Aires, y el carnaval estaba en pleno apogeo. Las calles estaban llenas de coloridos trajes, música alegre y risas contagiosas.

María, una niña curiosa de 7 años, se encontraba emocionada por vivir su primer carnaval. María se había disfrazado de mariposa con un traje brillante y alas multicolores.

Mientras caminaba entre la multitud, sus ojos se llenaban de asombro al ver las carrozas gigantes y los grupos de bailarines que pasaban frente a ella. De repente, María se distrajo con un grupo de payasos haciendo malabares y sin darse cuenta, perdió de vista a sus padres.

El corazón le latía rápido mientras buscaba desesperadamente entre la gente conocida. Pero no había rastro alguno. - ¡Papá! ¡Mamá! -llamó María con voz temblorosa-. ¿Dónde están? La pequeña mariposa comenzó a sentirse cada vez más asustada mientras caminaba sin rumbo fijo.

Siguió preguntando a las personas si habían visto a sus padres, pero nadie parecía saberlo. Justo cuando María estaba a punto de llorar, escuchó una melodía familiar que venía desde una callejuela cercana.

Intrigada por el sonido misterioso, decidió seguirlo y descubrir qué era lo que lo producía. Al llegar al final del callejón estrecho, María encontró un antiguo teatro abandonado. Con cuidado abrió la puerta y entró siguiendo la música.

Para su sorpresa, se encontró con un grupo de marionetas que cobraban vida y bailaban al ritmo de la melodía. - ¡Hola! -exclamó María emocionada-. ¿Ustedes han visto a mis papás? Las marionetas, encantadas por la visita de María, respondieron:- Lo siento, pequeña mariposa.

No hemos visto a tus padres por aquí. Pero no te preocupes, estamos aquí para ayudarte. María les contó lo que había ocurrido y las marionetas le ofrecieron su amistad y consejos sabios.

Juntos, decidieron emprender una búsqueda en toda la ciudad para encontrar a los padres de María. Durante su aventura, conocieron a personajes coloridos como un mago misterioso y una acróbata valiente que se unieron a ellos en su misión.

Recorrieron calles y plazas, preguntando a cada persona si habían visto a los padres de María. Cada vez que recibían una respuesta negativa, el corazón de María se entristecía un poco más. Pero nunca perdieron la esperanza.

Continuaron buscando incansablemente hasta llegar al último rincón del carnaval: el escenario principal donde todos los artistas mostraban sus habilidades ante un público emocionado. Justo cuando pensaban rendirse, oyeron unos gritos familiares desde el escenario:- ¡María! ¡Aquí estamos! Era papá y mamá llamándola desde el escenario principal.

Las lágrimas de felicidad brotaron en los ojos de María mientras corría hacia ellos y se abrazaban fuertemente. - ¡Te encontramos, pequeña mariposa! -exclamaron sus padres aliviados.

María les contó acerca de su increíble aventura con las marionetas y los nuevos amigos que había hecho en el camino. Sus padres agradecieron a las marionetas por cuidar de su hija y prometieron llevarlas a casa para siempre.

Desde ese día, María aprendió la importancia de estar atenta en lugares concurridos y nunca perder la esperanza. Además, se dio cuenta de lo valioso que es tener amigos dispuestos a ayudar en momentos difíciles. El carnaval terminó pero la amistad entre María y las marionetas duró para siempre.

Juntos, siguieron compartiendo aventuras emocionantes y recordando aquel carnaval inolvidable donde una niña perdida encontró un grupo de amigos leales que le enseñaron importantes lecciones de vida.

FIN.

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