María y su miedo a los bebés


María era una chica alegre y risueña, le encantaba jugar con sus amigos y cuidar a sus mascotas, pero tenia un miedo muy grande a los bebés. Le daban miedo sus llantos, su fragilidad y su imprevisibilidad. Un día, su amigo Lucho le dijo que quería comprar un bebé.

- ¡Lucho, no puedes comprar un bebé como si fuera un juguete! Los bebés no se compran ni se venden - exclamó María sorprendida.

- No, no me refería a comprar un bebé de verdad. Quiero adoptar un muñeco bebé para aprender a ser papá.

Lucho le explicó a María que estaba interesado en aprender a cuidar a un bebé para el futuro, por lo que quería practicar con un muñeco. María se sintió aliviada al saber que no se trataba de un bebé real, pero aún así, no podía entender por qué alguien querría tener un muñeco bebé.

- ¿Por qué no te unes a mi aventura, María? - le propuso Lucho.

María dudó al principio, pero finalmente aceptó. Juntos fueron a una tienda de juguetes donde encontraron un muñeco bebé muy realista. Lucho lo tomó en sus brazos con cuidado y lo meció suavemente.

- ¿No te da miedo, María? - le preguntó Lucho.

María asintió, pero decidió enfrentar su miedo. Poco a poco, fue tomando confianza y empezó a cambiarle el pañal al muñeco, a darle de comer y a jugar con él.

Con el paso de los días, María sintió que se estaba acostumbrando a la presencia de un bebé. Aprendió a cuidarlo, a entender sus necesidades y a superar sus miedos.

En una bonita tarde de primavera, María se dio cuenta de que ya no le tenía miedo a los bebés. Estaba orgullosa de haber superado su temor y agradecida a Lucho por haberla ayudado.

- Gracias, Lucho. Gracias por ayudarme a vencer mi miedo - dijo María con una sonrisa.

- De nada, María. Juntos demostramos que siempre se puede superar los miedos si uno se lo propone - respondió Lucho.

Desde ese día, María se convirtió en una gran amiga de los bebés, disfrutando de su compañía y cuidándolos con amor y ternura.

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