María y sus verdaderos amigos



Había una vez una niña llamada María, quien solía portarse mal con sus amigos y no le gustaba respetar las reglas. Siempre quería hacer las cosas a su manera, sin importarle cómo se sentían los demás.

A menudo, sus amigos se alejaban de ella porque no les gustaba su actitud egoísta. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Lucas y Ana, María decidió ignorar las reglas del juego y hacer trampas para ganar.

Lucas y Ana se sintieron muy decepcionados y tristes por su comportamiento. "María, eso no está bien", dijo Lucas con voz entrecortada. "Sí, estás arruinando nuestro juego", agregó Ana.

Pero María simplemente se rió y continuó haciendo trampas sin preocuparse por los sentimientos de sus amigos. No entendía por qué era tan importante seguir las reglas si podía obtener lo que quería sin ellas. Sin embargo, esa noche María tuvo un sueño extraño.

Se encontraba en un mundo mágico donde todos vivían en armonía. Las personas eran amables unas con otras y siempre respetaban las reglas que habían establecido juntas. En ese mundo mágico, María notó algo sorprendente: todos eran felices.

No había peleas ni discusiones constantes como en su vida cotidiana. La gente trabajaba junta para lograr cosas increíbles y disfrutaban cada momento juntos.

Cuando despertó de su sueño, María se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección: vivir en armonía es vivir mejor. Decidió cambiar su actitud hacia sus amigos e intentar respetar las reglas. Al día siguiente, cuando se encontró con Lucas y Ana en el parque, María se disculpó sinceramente por su comportamiento anterior.

"Chicos, lamento mucho haberme portado mal ayer. Me di cuenta de que no está bien hacer trampas y lastimar a los demás", dijo María con voz humilde. Lucas y Ana miraron a María sorprendidos pero también felices de escuchar sus disculpas.

"Nos alegra que te hayas dado cuenta de eso, María", dijo Lucas sonriendo. "Sí, todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos", agregó Ana.

Desde ese día en adelante, María comenzó a respetar las reglas y a ser más considerada con sus amigos. Descubrió que al hacerlo, podía disfrutar más de su tiempo juntos y construir relaciones más fuertes. Poco a poco, los demás niños también notaron el cambio positivo en María y comenzaron a acercarse nuevamente.

Juntos jugaron juegos divertidos siguiendo las reglas establecidas por todos. María aprendió una lección muy valiosa: vivir en armonía es vivir mejor. Aprendió que respetar las reglas no solo beneficia a los demás sino también a uno mismo.

Y desde aquel día en adelante, María siempre recordaría esa lección mientras crecía feliz rodeada de amigos verdaderos.

FIN.

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