Marian y el árbol de la amistad



En un pequeño pueblo rodeado de montañas vivía Marian, una niña muy traviesa y valiente a la que le encantaba trepar árboles, rocas y cualquier cosa que se interpusiera en su camino.

Desde muy temprana edad, Marian demostró tener un espíritu aventurero y una curiosidad insaciable por descubrir el mundo que la rodeaba. Un día soleado, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Marian vio una montaña imponente en la distancia.

Sin dudarlo ni un segundo, decidió que quería llegar a la cima para ver qué tesoro se escondía allí arriba. Así que comenzó a trepar con determinación, sorteando piedras sueltas y ramas traicioneras.

Al poco tiempo de empezar su ascenso, Marian escuchó unas risas provenientes de lo alto de un árbol cercano. Al mirar hacia arriba, vio a un grupo de monos juguetones que se balanceaban de rama en rama. La curiosidad pudo más que ella y decidió unirse a la diversión.

"¡Hola amigos! ¿Puedo jugar con ustedes?" -preguntó Marian con entusiasmo. Los monos la miraron sorprendidos al principio, pero luego asintieron con alegría. Jugaron juntos durante horas, saltando de árbol en árbol y riendo sin parar.

Marian se sentía feliz y emocionada de haber encontrado nuevos amigos en lo alto del bosque.

Sin embargo, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, los monos le advirtieron a Marian sobre los peligros de permanecer en las alturas durante la noche. Le explicaron que los animales nocturnos podrían asustarla o lastimarla si no estaba preparada para enfrentarlos. "Gracias por cuidarme amigos. Creo que es hora de regresar a casa antes de que anochezca" -dijo Marian con gratitud.

Con ayuda de sus nuevos amigos simios, Marian descendió rápidamente hasta llegar al suelo sana y salva.

Agradeció a los monos por enseñarle sobre los riesgos y precauciones necesarias al explorar lugares altos y prometió volver para jugar juntos otra vez. Desde ese día, Marian entendió la importancia de ser valiente pero también prudente al embarcarse en nuevas aventuras.

Aprendió que siempre hay algo nuevo por descubrir en cada rincón del mundo, pero es fundamental estar preparado para cualquier situación inesperada que pueda surgir en el camino.

Y así fue como Marian combinó su espíritu intrépido con sabiduría y responsabilidad, convirtiéndose no solo en una gran escaladora sino también en una amiga fiel del bosque y todos sus habitantes.

FIN.

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