Mariana y el País de las Pizzas
Había una vez una niña llamada Mariana que vivía en una ciudad llena de ruido y luces. Su cosa favorita en el mundo, ¡era comer pizzas! Desde la grandiosa y crujiente masa hasta los toppings de diferentes colores y sabores, Mariana no podía resistirse a un buen pedazo de pizza. Un día, mientras comía una deliciosa porción de su pizza favorita en la pizzería del barrio, escuchó de un misterioso lugar conocido como el "País de las Pizzas".
"¿El País de las Pizzas? No tengo idea de dónde queda eso, pero debo conocerlo!" - pensó Mariana.
Así que, después de planear mucho, decidió emprender su viaje hacia esa maravilla. Se despidió de su mamá y su papá y se puso en marcha. Caminó, se subió a varios transportes y preguntó a muchos viajeros hasta que, por fin, llegó a una puerta mágica que parecía hecha de masa de pizza.
"¡Buenas!" - dijo Mariana a un guardia que estaba de pie junto a la puerta. "Vengo a conocer el País de las Pizzas!"
El guardia sonrió y le dijo:
"Para entrar, debes responder unas preguntas sobre pizzas, ¿estás lista?"
Mariana asintió con entusiasmo. Conocía todo sobre pizzas, desde la Margarita hasta la Cuatro Quesos.
"Primera pregunta: ¿Cuál es el ingrediente principal de la salsa de pizza?" - preguntó el guardia.
"¡Tomate!" - contestó ella.
"Correcto. Segunda pregunta: ¿Cuáles son los ingredientes clásicos para una pizza Napolitana?"
Mariana pensó un momento y dijo:
"¡Tomate, mozzarella, albahaca y un buen chorrito de aceite de oliva!"
"¡Bien hecho! La última pregunta: ¿De qué color es el ajo?"
Mariana se quedó pensando y mirando al guardia, hasta que se le iluminó la cara:
"¡Es blanco, claro!"
Satisfecho, el guardia le permitió pasar. Mariana no podía creer lo que estaba viendo. Era un lugar donde todo estaba hecho de pizza. Las casas eran de masa, los muebles eran de topping, y los caminos estaban cubiertos de orégano.
"¡Este lugar es un sueño!" - exclamó Mariana.
Empezó a explorar la ciudad y conoció a muchos personajes divertidos. Conoció a Don Queso, el rey de la Pizza, que siempre llevaba una capa de mozzarella.
"¡Hola, pequeña viajera!" - saludó Don Queso. "¿Te gustaría ayudarme con un problema?"
"¡Claro que sí!" - dijo Mariana emocionada.
Don Queso le explicó que había un gran festival de pizzas, y que necesitaba ayuda para encontrar los ingredientes especiales que se habían perdido. Sin pensarlo dos veces, Mariana aceptó la misión.
"¿Dónde debo buscar, Rey?" - preguntó Mariana.
"Debemos ir al Bosque de los Champiñones y al Lago de la Salsa. Espero que tengas buena suerte. ¡Y no olvides que siempre debes compartir tus pizzas!" - dijo Don Queso mientras le daba una pequeña brújula.
Mariana comenzó su aventura en el Bosque de los Champiñones, lleno de árboles grandes y frondosos. Allí, conoció a una tortuga llamada Taco.
"Hola, tortuguita. Estoy buscando los ingredientes de la pizza, ¿has visto algo por aquí?" - le preguntó Mariana.
"¡Oh, sí! Vi un saco con quesos, pero estaba con los ratones en la cueva de la pizza. No es un lugar fácil de alcanzar," - contestó Taco.
"No te preocupes, ¡iré!" - dijo Mariana decidida.
Siguió el camino hacia la cueva, donde encontró a los ratones disfrutando de un festín de quesos.
"¿Puedo hablar con ustedes?" - preguntó Mariana.
"¡Claro!" - respondió uno de los ratones. "Pero no nos quites el queso, estamos muy hambrientos."
Mariana pensó un momento y se le ocurrió una gran idea:
"¿Qué tal si hacemos una pizza y la compartimos? Así todos podremos comer y disfrutar juntos."
Los ratones se miraron entre ellos y al final, dijeron:
"¡Aceptamos! ¡Pizza para todos!"
Y así, Mariana y los ratones comenzaron a hacer una pizza gigante con el queso, y también encontraron ingredientes que estaban por allí: hongos, pimientos y mucho más. Todos se unieron y crearon la pizza más grande que jamás habían visto.
Después de un festín delicioso, Mariana continuó su búsqueda hacia el Lago de la Salsa. Allí conoció a una rana llamada Salsa que le podía ayudar a encontrar los frascos de salsa especial que habían desaparecido.
"¡Qué bueno verte!" - dijo Salsa. "Necesito unos tomates para hacer la mejor salsa. ¿Te gustaría ayudarme con eso?"
Mariana se acordó de unos arbustos de tomates que había visto en el camino.
"¡Vamos! Juntos podemos recoger los tomates y hacer la salsa más rica de toda la ciudad!" - dijo Mariana con entusiasmo.
Una vez que recolectaron los tomates y hicieron la salsa, todo el pueblo de pizzas se acercó para el festival. Todos estaban tan agradecidos con Mariana que le rendían homenaje.
"¡Gracias por compartir y ayudar a todos!" - dijeron mientras bailaban y festejaban.
Don Queso se acercó a Mariana:
"Eres una verdadera heroína. Has traído alegría y colaboración a nuestro País de las Pizzas."
Mariana sonrió, contenta, y comprendió que lo más importante no era solo la pizza, sino el compartir y unir a la gente.
"¡Me voy a llevar esta lección conmigo! Compartir hace la vida más rica, como una buena pizza"," - exclamó Mariana.
Y así, cuando Mariana regresó a su hogar, no solo trajo sabores de pizza, sino una gran historia y el conocimiento de que con la colaboración y el compartir, se pueden crear momentos inolvidables. Y, por supuesto, siempre que hiciera una pizza, se aseguraría de compartirla.
Fin.
FIN.