Mariana y el viaje a la luna



Había una vez una niña llamada Mariana, que soñaba con llegar a la luna. Desde muy pequeña, siempre miraba el cielo y se preguntaba cómo sería estar tan cerca de las estrellas.

Pero todos le decían que era imposible, que la luna estaba demasiado lejos. Un día, mientras Mariana paseaba por el parque, encontró a un viejo astrónomo llamado Don Ernesto. Tenía una larga barba blanca y llevaba puesto un sombrero lleno de estrellas.

Mariana se acercó tímidamente y le preguntó si era posible llegar a la luna. "¡Claro que es posible!" -respondió Don Ernesto con entusiasmo-. "Pero no será fácil. Para llegar a la luna necesitas mucho conocimiento y determinación".

Mariana se emocionó al escuchar estas palabras y decidió seguir los consejos del astrónomo para cumplir su sueño. Durante meses estudió todo sobre el espacio: planetas, galaxias y constelaciones.

Aprendió matemáticas para calcular distancias y física para entender cómo funcionan los cohetes. Un día, mientras Mariana observaba las estrellas desde su ventana, tuvo una idea brillante. Recordó que en el vecindario vivía Lucas, un niño inventor muy talentoso.

Corrió hasta la casa de Lucas y le contó sobre su sueño de ir a la luna. Lucas sonrió emocionado e inmediatamente comenzaron a trabajar juntos en un plan para construir un cohete espacial. Pasaron semanas dibujando planos, recolectando materiales y ensamblando pieza por pieza su increíble invento.

Finalmente, llegó el día en que el cohete estaba listo para despegar. "¡Es hora de cumplir nuestro sueño, Mariana!" -exclamó Lucas emocionado. Mariana y Lucas subieron al cohete y se prepararon para el despegue.

El corazón de Mariana latía fuerte mientras veía cómo la tierra se alejaba poco a poco bajo sus pies. Y así, con un rugido ensordecedor y una gran explosión de fuego, despegaron hacia la luna. El viaje fue largo y lleno de aventuras.

Pasaron por asteroides peligrosos, vieron estrellas fugaces brillantes y descubrieron nuevos planetas en su camino hacia la luna. Pero a medida que se acercaban, algo salió mal: un fallo técnico hizo que el cohete perdiera el rumbo.

"¡Oh no! ¡Nos estamos alejando de la luna!" -gritó Mariana preocupada. Pero entonces recordó todo lo que había aprendido sobre navegación espacial y rápidamente ideó un plan para volver al rumbo correcto.

Con habilidad y determinación, logró corregir el curso del cohete y finalmente llegaron a su destino: ¡la luna! Mariana saltó emocionada fuera del cohete y pisó suavemente la superficie lunar.

Mirando a su alrededor, quedó maravillada por la belleza del paisaje lunar: cráteres enormes, montañas altísimas e incluso encontraron huellas dejadas por los astronautas que habían estado allí antes. "¡Lo logramos!" -exclamó Mariana con felicidad-. "Llegamos a la luna".

Después de explorar y recolectar algunas piedras lunares como recuerdo, Mariana y Lucas regresaron a casa con una gran sonrisa en sus rostros. Habían demostrado que los sueños pueden hacerse realidad si trabajas duro y no te rindes. Desde ese día, Mariana se convirtió en una inspiración para todos los niños del vecindario.

Les enseñó que no hay límites para lo que pueden lograr si siguen sus sueños, estudian y trabajan arduamente.

Y así, cada noche, cuando el cielo se llenaba de estrellas brillantes, Mariana miraba hacia arriba recordando su increíble aventura en la luna. Sabía que había cumplido su sueño y estaba lista para comenzar a soñar con nuevas metas por alcanzar.

FIN.

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