Mariana y el viaje estelar de Zog
Mariana era una niña curiosa y soñadora que pasaba horas mirando las estrellas en el cielo. Siempre se preguntaba qué habría más allá de la atmósfera terrestre y soñaba con ser astronauta para explorar el espacio.
Un día, mientras observaba las estrellas desde su ventana, vio una estrella fugaz y cerró los ojos con fuerza para pedir un deseo. "Deseo poder ir al espacio algún día", murmuró Mariana con emoción.
Al abrir los ojos, se sorprendió al ver a un pequeño extraterrestre parado frente a ella. Tenía una piel verde brillante y grandes ojos negros que parecían dos lunas llenas en una noche clara. "¡Hola, Mariana! Soy Zog, un habitante del planeta Zipton.
Escuché tu deseo y he venido para ayudarte a cumplirlo", dijo el extraterrestre con entusiasmo. Mariana no podía creer lo que veía, pero su corazón latía de emoción ante la posibilidad de realizar su sueño de viajar al espacio.
Sin dudarlo, siguió a Zog fuera de su casa, donde encontró una nave espacial brillante esperándolos en el jardín. "¡Sube, Mariana! Nos espera una emocionante aventura hacia las estrellas", exclamó Zog mientras abría la puerta de la nave.
Mariana entró temblorosa pero llena de alegría. La nave despegó suavemente y pronto se encontraban flotando en el espacio exterior.
A través de las ventanas de la nave, Mariana podía ver planetas desconocidos y galaxias lejanas que brillaban como diamantes en la oscuridad del universo. "¿Qué te parece nuestro hogar en Zipton?" preguntó Zog emocionado. "Es increíble, ¡nunca imaginé que podría ver algo así!", respondió Mariana maravillada por la belleza del espacio.
Durante su viaje espacial, Mariana aprendió sobre los diferentes planetas y cuerpos celestes que visitaron. Descubrió la importancia del trabajo en equipo y la valentía necesaria para explorar lo desconocido. Sin embargo, cuando llegó el momento de regresar a la Tierra, Mariana sintió un nudo en su garganta.
Sabía que extrañaría a Zog y todas las maravillas del espacio que había conocido durante su aventura intergaláctica.
Al llegar a casa, Mariana se dio cuenta de que aunque amaba el espacio exterior, también amaba su hogar en la Tierra. Decidió estudiar duro para convertirse en astronauta algún día y seguir explorando los misterios del universo. Con el apoyo de sus padres y amigos, Mariana nunca dejó de perseguir sus sueños.
Creció recordando con cariño su viaje espacial junto a Zog e inspirando a otros a alcanzar las estrellas con valentía y determinación.
Y así fue como Mariana descubrió que los sueños pueden llevarnos más allá de lo imaginable si tenemos fe en nosotros mismos y nunca dejamos de creer en nuestras capacidades para alcanzar las estrellas.
FIN.