Mariana y los Docentes de Campana



Había una vez en la ciudad de Campana, una docente llamada Mariana, que iba a dar una capacitación muy especial a sus colegas. Era conocida por su energía y su forma divertida de enseñar. Los docentes estaban un poco nerviosos y no sabían qué esperar.

Al llegar, Mariana se dio cuenta de que el proyector del aula no funcionaba.

"¡Ay, qué comienzo! Justo el día que más lo necesito", dijo mientras trataba de encenderlo con el control remoto.

"¡Chicos, parece que el proyector se fue de vacaciones!"

Todos los docentes comenzaron a reírse.

Entonces, decidió que debían hacer una actividad al aire libre. Mariana sacó una pelota de colores.

"Vamos a jugar! Pero hay una regla: ¡no podemos usar las manos!"

Los docentes se miraron entre sí, sorprendidos, pero listos para divertirse.

"¿Y cómo jugamos entonces?" preguntó una docente con una sonrisa.

"Con los pies y la cabeza, así que afilen esas piernas!"

Todos comenzaron a intentar jugar la pelota, cada uno usando su creatividad. Sin embargo, en medio de la risa, uno de los docentes, Fernando, se lanzó a patear la pelota y terminó cayendo comicamente al suelo.

"¡Me dolió el orgullo más que la rodilla!" gritó entre risas.

Después de jugar, volvieron al aula. Mariana quería que los docentes sintieran la alegría de crear, así que les propuso hacer un cuento en grupo.

"Ahora vamos a contar un cuento. Cada uno añadirá una frase y veremos dónde nos lleva la historia!"

Los docentes, emocionados, comenzaron.

"Había una vez una ballena que quería ser cantante..."

"Pero no tenía micrófono porque lo olvidó en su casa..."

"Entonces decidió ir a la tienda a comprar uno, pero en vez de dinero llevó una bolsa de algas..."

Aquí, el clima se volvió aún más divertido. Alguien sugirió que la ballena se pusiera un sombrero de flores en su camino al local.

"¡Cómo si una ballena pudiera usar sombrero!" bromeó Mariana.

"¡Pero en este cuento todo es posible!", limitar los que apuestan a lo ridículo.

Finalmente, el cuento giraba en torno a lo cómico y absurdo de la historia de la ballena que quería ser cantante, causando risas y aplausos.

"Enseñar es un poco como esta cuenta: ¡es un trabajo de equipo!"

Todos se sintieron muy inspirados.

Al final, Mariana decidió cerrar la capacitación con una reflexión:

"La enseñanza se trata de crear momentos divertidos y mágicos, ¡no olviden que en el aula siempre es posible reír!"

Los docentes aplaudieron y se despidieron riendo, prometiendo recordar siempre lo divertido de enseñar y aprender juntos.

FIN.

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