Marianita aprende a ser paciente



Había una vez una niña llamada Marianita, que tenía el pelo dorado como los rayos del sol. Pero a pesar de su hermosa apariencia, ella tenía un problema: no tenía paciencia y se enojaba muy fácilmente.

Un día, mientras jugaba con sus amigos en el parque, perdió en un juego y comenzó a patalear y gritar. Sus amigos la miraron sorprendidos por su comportamiento. "¡No es justo! ¡Yo debería haber ganado!", dijo Marianita con rabia.

Sus amigos trataron de calmarla pero ella continuó enfurecida durante todo el día. Al día siguiente, mientras caminaba hacia la escuela, tropezó con una piedra y cayó al suelo lastimándose la rodilla. "¡Ay! ¡Esto duele mucho!" exclamó llorando.

Pero nadie vino a ayudarla porque todos recordaban su comportamiento del día anterior. Entonces tuvo que levantarse sola y caminar cojeando hasta llegar a la escuela.

Durante esa semana, Marianita se dio cuenta de que había perdido muchos amigos debido a su mal carácter. Además, se sentía sola y triste porque nadie quería jugar con ella. Fue entonces cuando decidió hacer algo al respecto. Comenzó a practicar la paciencia cada vez que sentía que estaba perdiendo el control.

También aprendió a respirar profundamente antes de reaccionar impulsivamente ante cualquier situación. Con el tiempo, Marianita se convirtió en una persona más equilibrada emocionalmente y sus amigos regresaron para jugar con ella nuevamente.

Incluso ganaron nuevos amigos gracias a su nueva actitud. "Gracias por enseñarme a ser paciente y controlar mi temperamento", dijo Marianita a sus amigos. "No hay problema, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos", respondieron sus amigos con una sonrisa en el rostro.

Desde ese día, Marianita se convirtió en un ejemplo para muchos niños que también luchaban con la impaciencia y la ira.

Aprendió que la paciencia no solo le ayudaría a tener una vida más feliz sino que también le permitiría hacer nuevos amigos y disfrutar más del mundo que la rodeaba.

FIN.

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