Mariano el escurridizo



Había una vez en una ciudad muy divertida, vivía Mariano el escurridizo. Mariano era conocido por ser un gran travieso y siempre se las arreglaba para escapar de las situaciones más locas.

Un día, Mariano decidió jugar una broma a todos los habitantes del pueblo. "¡Hola, vecinos! Hoy les tengo un desafío emocionante. Les propongo que me atrapen antes de que termine el mes de mayo. Si lo logran, prometo hacer algo extraordinario por ustedes.

¡Pero cuidado, soy muy escurridizo!" anunció Mariano con una gran sonrisa. Todos los habitantes se tomaron el desafío en serio y comenzaron a idear planes para atrapar a Mariano. Los días pasaban y Mariano se las ingeniaba para evitar ser atrapado.

Usaba disfraces, construía trampas y siempre encontraba una manera de escurrirse. Los habitantes del pueblo no podían creer lo astuto que era Mariano. Llegó el último día de mayo y Mariano seguía siendo libre.

Los habitantes del pueblo, un poco desanimados, se reunieron en la plaza principal para discutir qué hacer. De repente, Mariano apareció frente a ellos. "¡Felicidades por tu astucia, Mariano!" exclamó la gente. "Gracias, vecinos, pero es importante recordar que la astucia no siempre es suficiente.

También se necesita responsabilidad y respeto, y por eso les propongo trabajar juntos para hacer de nuestro pueblo un lugar mejor. ¿Qué les parece?" dijo Mariano con una mirada amistosa.

Los habitantes del pueblo se sorprendieron por las palabras de Mariano, pero rápidamente se dieron cuenta de que tenía razón. Aceptaron su propuesta y juntos empezaron a trabajar para mejorar su comunidad. Mariano demostró que su astucia podía ser utilizada para el bien común.

Desde ese día, Mariano y los habitantes del pueblo trabajaron juntos para hacer de su hogar un lugar más seguro y feliz.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!