Marias Journey to Literacy
Había una vez una niña llamada María, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. A sus cinco años, María tenía un gran deseo: aprender a leer.
Veía cómo los adultos del pueblo leían libros y periódicos, y se preguntaba qué secretos escondían esas letras. Un día, mientras caminaba por el mercado del pueblo con su madre, vio un cartel pegado en la pared de la librería que decía: "¡Clases gratuitas de lectura para niños!".
María no podía creerlo; ¡era exactamente lo que había estado esperando! Sin perder tiempo, María corrió hacia la librería y tocó la puerta con fuerza.
La dueña del lugar, Doña Rosa, abrió la puerta y le dio la bienvenida a María con una sonrisa cálida. "-Hola querida ¿En qué puedo ayudarte?", preguntó amablemente Doña Rosa. "-Quiero aprender a leer", respondió emocionada María.
Doña Rosa se alegró al escuchar las palabras de María y le dijo: "-Estoy muy feliz de enseñarte a leer. Ven todos los días después de clases y comenzaremos nuestras lecciones". María estaba tan entusiasmada que no podía esperar para empezar las clases. Cada tarde iba directamente desde la escuela hasta la librería.
Doña Rosa era una excelente maestra; paciente y dedicada, hacía que cada clase fuera divertida e interesante. Pero un día, cuando llegó a casa después de las clases regulares, María encontró a su mamá muy preocupada.
Habían surgido algunos problemas económicos en el pueblo y su familia tendría dificultades para pagar los gastos diarios.
María decidió hablar con Doña Rosa sobre la situación, así que al día siguiente le dijo: "-Doña Rosa, mi familia está pasando por momentos difíciles y no puedo asistir más a las clases". Doña Rosa se entristeció al escuchar esto, pero rápidamente pensó en una solución. "-No te preocupes, María. Puedo enseñarte en tu propia casa.
Así podrás seguir aprendiendo sin tener que venir aquí todos los días". María estaba emocionada de poder continuar sus lecciones y agradecida por la generosidad de Doña Rosa.
A partir de ese día, todas las tardes después de la escuela, Doña Rosa iba a casa de María para darle clases. Pero un día, cuando llegaron a la casa de María, encontraron una sorpresa desagradable. La puerta estaba abierta y todo estaba revuelto; habían robado algunas pertenencias valiosas.
Ambas se sintieron tristes y preocupadas por lo sucedido. Pero en lugar de rendirse ante la adversidad, decidieron transformar esa experiencia negativa en algo positivo.
"-Maria", dijo Doña Rosa con determinación,"- Aunque hayan robado nuestras cosas materiales, nadie puede robarnos el conocimiento ni nuestra voluntad para aprender". Desde ese momento, las clases se volvieron aún más especiales. María y Doña Rosa aprendieron sobre el valor del esfuerzo y la perseverancia frente a los obstáculos.
El tiempo pasó rápidamente y María se convirtió en una excelente lectora gracias a las enseñanzas de Doña Rosa. Un día recibió una invitación especial para participar en un concurso de lectura en la ciudad vecina. María estaba emocionada pero también nerviosa.
"-¿Crees que puedo ganar, Doña Rosa?", preguntó dubitativa. "-Estoy segura de que puedes hacerlo", respondió Doña Rosa con una sonrisa de confianza. María se preparó diligentemente para el concurso y cuando llegó el día, su entusiasmo era palpable.
Leyó cada palabra con claridad y emoción, capturando la atención del público. Cuando el jurado anunció los resultados, María no podía creerlo: ¡había ganado el primer premio! Corrió hacia Doña Rosa y la abrazó fuertemente mientras ambas celebraban su logro juntas.
Desde ese día, María continuó leyendo y compartiendo su amor por las letras con otros niños del pueblo. Gracias a su determinación y al apoyo incondicional de Doña Rosa, María demostró que nunca es demasiado tarde para aprender y alcanzar nuestros sueños.
Y así, la niña que quería aprender a leer se convirtió en una inspiración para todos los demás niños del pueblo.
FIN.