Maribel y las peñas aventureras



En lo alto de una colina, en un hermoso valle, vivían tres peñas muy amigas: Peñita, Peñote y Peñón.

Ellas eran conocidas por ser las peñas más altas y fuertes de todo el valle, pero también por ser las más divertidas y aventureras. Les encantaba explorar juntas y descubrir nuevos lugares. Un día soleado, mientras paseaban por el valle, vieron a una mariposa muy especial revoloteando entre las flores.

Era una mariposa grande y colorida, con alas brillantes que parecían estar hechas de purpurina. Las peñas se acercaron con curiosidad para observarla mejor. "¡Hola! Soy Maribel, la mariposa viajera. ¿Ustedes quiénes son?" -preguntó la mariposa con una voz suave y melodiosa.

Las peñas se presentaron emocionadas y le contaron a Maribel sobre todas sus aventuras pasadas y lo mucho que les gustaba explorar juntas. Maribel les sonrió y les dijo:"Qué alegría conocerlas.

Yo también soy amante de la aventura y me encantaría acompañarlas en su próximo viaje. "Las peñas saltaron de emoción al escuchar esto y decidieron planear un nuevo viaje todos juntos. Querían mostrarle a Maribel los lugares más increíbles del valle.

Así comenzaron su travesía: recorrieron bosques frondosos, cruzaron ríos cristalinos y subieron hasta la cima de las montañas más altas. Maribel estaba fascinada con todo lo que veía y disfrutaba cada momento junto a sus nuevas amigas.

Pero un día, mientras exploraban una cueva misteriosa, se encontraron con un gran desafío: debían atravesar un puente colgante sobre un profundo abismo para llegar al otro lado donde según decían los rumores estaba escondido un tesoro antiguo. Las peñas eran valientes pero el puente lucía muy inestable y peligroso.

Estaban indecisas sobre qué hacer cuando Maribel intervino:"No se preocupen amigas, juntas podemos lograrlo. Confíen en ustedes mismas. "Con estas palabras de aliento, las cuatro decidieron avanzar paso a paso sobre el puente.

Fue difícil mantener el equilibrio con el viento soplando fuerte pero se apoyaban unas a otras para no caerse.

Finalmente lograron cruzarlo exitosamente llegando al otro lado donde encontraron el tesoro tan ansiado: era una piedra preciosa resplandeciente que brillaba como las alas de Maribel. "¡Lo logramos gracias a tu ayuda Maribel!" -exclamó Peñita emocionada. Maribel les dijo sonriendo: "El verdadero tesoro está en la fuerza que hay en cada una de ustedes cuando trabajan juntas como equipo".

Desde ese día, las peñas aprendieron que la verdadera aventura no consiste solo en descubrir lugares nuevos sino también en superar obstáculos juntas demostrando su valor y solidaridad.

Y así siguieron explorando nuevos horizontes junto a su nueva amiga Maribel, compartiendo risas, experiencias inolvidables e inspirándose mutuamente para seguir creciendo tanto física como emocionalmente en cada nueva aventura que emprendían juntas.

FIN.

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