Marie y la Escuela de los Sueños



En un pequeño pueblo llamado Colibrí, había una joven llamada Marie Poussepin. Desde muy chica, Marie soñaba con un futuro lleno de aventuras y oportunidades. Pero, a pesar de su entusiasmo, los niños del pueblo no tenían muchas posibilidades de aprender. La escuela más cercana estaba a kilómetros y muchos no podían ir.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Marie se encontró con un grupo de niños jugando.

"¿Por qué no están en la escuela?" - preguntó Marie.

"No podemos ir. Es muy lejos y nuestras familias no pueden llevarnos" - respondió uno de los niños, con un suspiro.

Marie se sintió triste al escuchar eso. Ella sabía que aprender era fundamental, así que se le ocurrió una idea brillante: crear una escuela en el pueblo. Pero, ¿cómo podría hacerlo?

Marie decidió hablar con su amigo Lucas, un niño muy inteligente.

"Lucas, tengo una idea. ¿Y si creamos una escuela aquí, en Colibrí?" - propuso Marie.

"¡Pero no tenemos un edificio!" - respondió Lucas, preocupado.

"Podemos usar el viejo taller de mi abuelo. Y, podemos pedirle ayuda a los vecinos" - sugirió Marie, con una chispa de esperanza.

Juntos, comenzaron a hablar con la gente del pueblo. Algunas personas estaban entusiasmadas y ofrecieron ayudar. La señora Rosa, que tenía un talento especial para contar historias, se ofreció a enseñar literatura. El señor Juan, un jardinero, prometió hablar sobre la naturaleza.

Marie y Lucas trabajaron arduamente para limpiar el taller. Colocaron pupitres hechos de pallets, decoraron las paredes con dibujos y construyeron una pequeña biblioteca con libros donados por los vecinos. Después de semanas de trabajo, finalmente estaban listos para abrir la escuela.

El día de la inauguración, una gran multitud se reunió en el taller.

"Bienvenidos a la Escuela de los Sueños!" - exclamó Marie, emocionada.

Los niños se miraron entre sí, con los ojos llenos de expectativa.

"Hoy comenzaremos con una historia mágica" - dijo la señora Rosa, sonriendo.

Y así, la escuela comenzó a funcionar. Cada día, los niños aprendían cosas nuevas. Marie y Lucas organizaban juegos, lecciones de arte y experimentos científicos simples.

Pero un día, alguien llegó al pueblo. Era un empresario que había escuchado sobre la escuela.

"Esta escuela es un proyecto inútil. Deberían dedicar su tiempo a trabajar en lugar de estar aquí" - dijo, con una sonrisa arrogante.

Todos se sintieron desanimados.

"Tal vez tiene razón... tal vez deberíamos cerrar la escuela" - murmuró Lucas.

Marie, sin embargo, no se dejó llevar por la tristeza.

"¡No! Todos ustedes son increíbles y están aprendiendo mucho. Lo que hacemos aquí es importante. Así que, vamos a demostrarle que estamos en lo correcto" - dijo con determinación.

Así que, Marie decidió organizar una gran exposición. Los niños presentarían todo lo que habían aprendido: cuentos, juegos y experimentos. Al principio, muchos estaban nerviosos, pero Marie les dio ánimos.

El día de la exposición, el taller estaba lleno. El empresario asintió con desdén, pero luego se sorprendió al ver a los niños presentando sus trabajos con tanto entusiasmo.

"¡Esto es increíble!" - exclamó.

Después de la exposición, el empresario se acercó a Marie.

"Nunca pensé que una escuela en un taller pudiera hacer tanto. Me equivoqué. Les ofrezco una donación para mejorar el espacio" - dijo, con una sonrisa sincera.

Los ojos de Marie brillaron de alegría.

"¡Gracias! Podremos hacer aún más cosas" - respondió.

Y así, la Escuela de los Sueños creció, y el pequeño pueblo de Colibrí se llenó de risas, aprendizaje y amistad. Marie había demostrado que con astucia, determinación y trabajo en equipo, se pueden hacer grandes cambios.

Desde ese día, nunca se olvidaron de la importancia de la educación. Y todos vivieron felices, aprendiendo y soñando juntos.

FIN.

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