Marielita, la constructora valiente


Había una vez un quincho que estaba siendo construido por un arquitecto muy famoso en la ciudad. Todos estaban emocionados por ver cómo quedaría el quincho, pero cuando llegó el día de inaugurarlo, todo fue un desastre.

Las paredes no estaban rectas y las puertas no cerraban bien. El techo tenía goteras y el piso estaba torcido.

La gente se sintió decepcionada y triste al ver que algo que habían esperado con tanta ilusión resultara ser tan mal hecho. Pero entonces, llegó Marielita, una niña muy inteligente y creativa. Ella observó detenidamente el quincho y comenzó a hacer pequeños ajustes aquí y allá.

Con su destreza logró enderezar las paredes, corregir las puertas que no cerraban bien y reparar el techo para evitar las goteras. La gente miraba con asombro como Marielita trabajaba incansablemente hasta dejar todo perfecto.

Cuando terminó, todos aplaudieron emocionados al ver lo hermoso que había quedado el quincho gracias al esfuerzo de la niña. Un hombre mayor se acercó a ella para felicitarla: "Marielita, eres muy talentosa", le dijo mientras le daba un abrazo cálido.

"Has demostrado que no importa cuántos errores cometamos en la vida, siempre hay alguien capaz de arreglarlos si nos tomamos el tiempo para pensar en soluciones". Marielita sonrió feliz porque sabía que había hecho algo bueno por los demás.

Desde ese día en adelante, todos los vecinos del barrio comenzaron a pedirle ayuda para arreglar sus casas y jardines. Marielita se convirtió en una heroína de la comunidad, siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitara.

Y así, gracias al ingenio y habilidad de Marielita, el quincho que había sido un desastre se convirtió en un lugar hermoso y acogedor donde la gente podía reunirse con amigos y familiares. La pequeña niña demostró que no hay nada imposible si ponemos nuestra mente y corazón en ello.

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