Marina y el Perro de los Sueños
Era un hermoso día de primavera, y Marina, con su mamá de la mano, disfrutaba de un paseo por el parque. Los árboles estaban llenos de flores y el sol brillaba en el cielo azul.
"Mamá, ¿puedo correr hasta el estanque?" - preguntó Marina con entusiasmo.
"Claro, pero no te alejes demasiado, cariño" - respondió su mamá, sonriendo.
Esa noche, después de un día tan bello, Marina se arropó en su cama. Pero, en lugar de soñar con el parque, tuvo un sueño extraño. En su habitación apareció un perro con ojos enormes y brillantes. Era de color blanco con manchas negras.
"No temas, Marina. Soy un perro mágico de tus sueños" - dijo el perro con una voz suave.
Marina, asustada, se tapó con las mantas.
"¿Qué quieres?" - murmuró temblando.
"He venido a ayudarte a superar tu miedo. Pero primero, debes despertar" - respondió el perro, y un instante después, Marina se despertó de un salto.
Ese mismo día, Marina decidió salir al parque con su mamá de nuevo. Mientras caminaban, sintió un nudo en el estómago al pensar en el perro de sus sueños. Pero algo le decía que debía seguir adelante.
Al llegar al parque, se dio cuenta de que había un perro abandonado cerca de un árbol. Tenía el mismo brillo en los ojos que el perro de su sueño.
"Mamá, mirá ese perro. ¡Pobrecito!" - gritó Marina.
Se acercó lentamente al perro, que se veía asustado pero también curioso.
"Hola, amigo. No te vamos a hacer daño. ¿Tenés hambre?" - dijo Marina, extendiendo su mano.
Para su sorpresa, el perro se acercó y le olfateó la mano. El miedo que había sentido antes comenzó a desvanecerse.
"Voy a darte un nombre. Te llamaré Estrellita, porque tus ojos brillan como las estrellas" - dijo Marina, sonriendo.
Marina y su mamá decidieron llevar a Estrellita a casa.
"¿Podemos quedárnoslo, mamá?" - preguntó Marina con esperanza.
"Si está sano y podemos cuidar de él, sería una gran idea" - respondió su mamá, mirando a Estrellita con cariño.
Estrellita pronto se convirtió en parte de la familia. Marina aprendió a cuidar de él y, con el tiempo, se dio cuenta de que sus miedos se desvanecían cada vez que estaba con su nuevo amigo.
Una tarde, mientras jugaban en el parque, Marina recordó su sueño.
"Gracias, Estrellita, por ayudarme a superar mi miedo. Nunca pensé que un perro podría ser mi mejor amigo" - dijo Marina abrazando a Estrellita.
Desde ese día, Marina ya no temía salir al parque ni a conocer nuevos amigos, sabía que Estrellita siempre estaría a su lado para acompañarla.
Y así, Marina y Estrellita compartieron aventuras inolvidables en el parque y más allá, uniendo sus corazones y aprendiendo que a veces, los miedos sólo existen en nuestra mente.
FIN.