Marina y la lección del mar
En la escuela "Los Pececitos Felices" todo transcurría con normalidad. Los niños jugaban en el patio, los maestros preparaban sus clases y el director revisaba algunos papeles en su despacho.
Pero de repente, un murmullo se apoderó de las aulas. - ¡Miren, miren! ¡Una sirena en la piscina! -gritó emocionado Tomás, uno de los alumnos más curiosos del colegio.
Todos corrieron hacia la piscina y, para su sorpresa, efectivamente había una hermosa sirena nadando entre los colores del agua cristalina. Su larga cabellera azul brillaba bajo el sol y su cola relucía con destellos plateados. - ¡Es increíble! Nunca pensé que vería una sirena de verdad -exclamó María, una niña muy soñadora.
La noticia se extendió como reguero de pólvora por toda la escuela. Pronto, todos querían conocer a la misteriosa visitante acuática. El director decidió organizar una reunión en el patio para darle la bienvenida.
- Buenos días a todos -comenzó la sirena con voz melodiosa que parecía música-. Mi nombre es Marina y vengo del océano para transmitirles un mensaje muy importante. Los niños estaban asombrados y expectantes ante las palabras de Marina.
- En mi mundo submarino hemos notado que cada vez hay más contaminación en los océanos. Esto pone en peligro no solo a mis amigos marinos, sino también a todos ustedes. Es hora de tomar conciencia y cuidar nuestro hogar: el planeta Tierra.
Los niños escuchaban atentamente las palabras de Marina. Algunos reflexionaban sobre lo que podían hacer para ayudar; otros miraban preocupados al darse cuenta de la importancia de proteger el medio ambiente.
- ¿Qué podemos hacer para ayudar? -preguntó Valentina con determinación en sus ojos. Marina sonrió ante la pregunta tan valiente de Valentina y respondió:- Pequeñas acciones pueden generar grandes cambios.
Pueden comenzar por reagarrar la basura que encuentren en su camino, ahorrar agua en casa, reciclar materiales y cuidar a los animales tanto terrestres como marinos. Cada gesto cuenta cuando se trata de proteger nuestro hogar común. Los niños asintieron emocionados ante las palabras sabias de Marina.
Desde ese día, en "Los Pececitos Felices" se implementaron nuevas prácticas para cuidar el medio ambiente: se plantaron árboles en el patio escolar, se organizaron jornadas de limpieza en parques cercanos y se promovió el uso responsable del agua entre los estudiantes y sus familias.
La visita inesperada de Marina no solo había sorprendido a todos en la escuela sino que también dejó una enseñanza profunda: todos somos responsables de cuidar nuestro hogar, ya sea sobre tierra firme o bajo las aguas del mar.
Y así, juntos lograron crear un impacto positivo no solo en su comunidad escolar sino también en todo el entorno que les rodeaba.
FIN.