Marina y la misión del mar


Había una vez en un pequeño pueblo costero, una niña llamada Marina que tenía una conexión muy especial con el mar.

Desde que era bebé, sus padres notaron que cada vez que se acercaban a la playa, Marina parecía estar más feliz y radiante que nunca. Un día, mientras paseaba por la orilla del mar con su familia, Marina vio algo brillando entre las rocas. Era un collar con un colgante en forma de estrella de mar.

Sin dudarlo, lo recogió y se lo puso alrededor del cuello. En ese momento, sintió como si el mar le hablara en susurros al oído. "¿Puedes escucharme?", dijo una voz suave y melodiosa.

Marina parpadeó sorprendida y respondió: "Sí, puedo escucharte. ¿Eres el mar?". "Soy parte de él", contestó la voz misteriosa. "He estado observándote desde hace mucho tiempo y he visto tu amor y respeto por la naturaleza.

Por eso te he elegido para una importante misión". Marina no podía creer lo que estaba pasando, pero decidió seguir escuchando lo que esa voz le decía. "El equilibrio del ecosistema marino está en peligro", continuó la voz.

"Necesitamos tu ayuda para protegerlo y restaurarlo antes de que sea demasiado tarde". Sin dudarlo ni un segundo, Marina aceptó la misión con valentía y determinación.

La voz le indicó que debía regresar a su casa para encontrar un mapa secreto que revelaría cómo salvar el océano. Al llegar a su hogar, Marina buscó por todas partes hasta dar con un viejo pergamino escondido detrás de un cuadro en el desván.

En él se mostraba una ruta hacia tres lugares especiales donde debía realizar tareas importantes para ayudar al mar. Con el collar brillando intensamente, Marina partió hacia su primera parada: limpiar la playa de toda la basura acumulada.

Armada con guantes y bolsas de basura, se dedicó a reagarrar cada pedacito de plástico y desperdicio que encontraba a su paso.

Después de completar exitosamente su primera tarea, el collar brilló aún más fuerte indicándole cuál era su siguiente destino: plantar árboles cerca de la costa para ayudar a protegerla de posibles daños ambientales. Con determinación e ingenio, Marina logró llevar a cabo cada tarea siguiendo las indicaciones del misterioso collar hasta completar las tres misiones asignadas para salvar al océano.

Una vez finalizada su labor heroica, Marina regresó a casa sintiéndose cansada pero llena de satisfacción por haber cumplido con éxito su misión. El collar dejó escapar destellos dorados antes de desaparecer misteriosamente.

Desde ese día en adelante, Marina siguió visitando regularmente la playa junto al mar; esta vez no solo para disfrutar de sus aguas cristalinas y jugar en la arena dorada sino también para recordarle a todos sobre la importancia vital de cuidar nuestro planeta tierra y sus preciosos océanos.

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