Mariposa de la Esperanza


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una mujer llamada Yolanda. Yolanda era una mujer muy trabajadora y perseverante, siempre luchaba por alcanzar sus metas, pero a veces se sentía frustrada al no lograrlo.

Un día, mientras Yolanda estaba en su casa pensando en cómo hacer para mantener unida a su familia que vivía lejos, escuchó un ruido proveniente del jardín.

Al salir a ver qué era, se encontró con una mariposa de colores brillantes revoloteando alrededor de unas hermosas flores. La mariposa parecía querer decirle algo a Yolanda. "Hola, Yolanda", dijo la mariposa con voz suave y melodiosa. Yolanda se sorprendió al escuchar a la mariposa hablar.

"¿Cómo sabes mi nombre?", preguntó Yolanda asombrada. "Soy Maribel, la mensajera de la esperanza", respondió la mariposa. "He venido aquí para ayudarte a encontrar el camino hacia la unidad de tu familia". Yolanda sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

¿Podría ser cierto que esta pequeña y colorida mariposa tenía las respuestas que tanto buscaba? Maribel le explicó a Yolanda que para mantener unida a su familia pese a la distancia, debía primero fortalecer los lazos afectivos entre ellos.

Le dijo que cada uno de los miembros de su familia tenía algo especial que podían compartir entre sí, aunque estuvieran lejos físicamente. Con renovada esperanza en su corazón, Yolanda decidió seguir el consejo de Maribel.

Comenzó a escribir cartas llenas de amor y cariño para enviarles a sus seres queridos. También organizó videollamadas semanales para poder verse y conversar como si estuvieran juntos en persona.

Poco a poco, gracias al esfuerzo y dedicación de Yolanda, la distancia que separaba a su familia comenzó a desvanecerse. Los lazos afectivos se fortalecieron y todos se sintieron más unidos que nunca.

Un día, cuando menos lo esperaban, toda la familia recibió una invitación especial: reunirse en Villa Esperanza para celebrar juntos el cumpleaños de Yolanda. Era el momento perfecto para estar nuevamente reunidos y disfrutar de momentos inolvidables juntos. Y así fue como gracias al esfuerzo y perseverancia de Yolanda, logró mantener unida a su familia pese a la distancia.

Maribel seguía revoloteando por el jardín de Villa Esperanza llevando mensajes de esperanza y amor a todos los corazones que necesitaban creer en sí mismos y en el poder del amor familiar.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba recordar lo importante que es mantenerse unidos con quienes amamos sin importar las distancias, solo tenían que mirar al cielo y buscar una hermosa mariposa llamada Maribel.

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