Mariposa y el Sueño del Mar



Érase una vez en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, una mariposita llamada Lila. Lila era curiosa y siempre soñaba con aventuras más allá de su jardín. A menudo se sentaba en una hoja cercana y escuchaba con asombro las historias que le contaba su amiga, una experiencia viajeada, el gorrión llamado Tito.

"- Lila, el mar es un lugar mágico!" contaba Tito, revoloteando emocionado. "Las olas brillan como diamantes con el sol y las criaturas que nadan son de colores tan vibrantes como tus alas!".

Cada día, Lila se dejaba llevar por las palabras de Tito, imaginando un mundo más allá de sus flores y arbustos. Pero había un problema: la mariposita no sabía cómo llegar al mar.

Valiente y decidida, Lila decidió que debía encontrar el camino. Así que un día, después de una larga noche de reflexión, se acercó a Tito.

"- Tito, ¿me llevarías a ver el mar?" le preguntó con un brillo en los ojos.

"- Lila, aunque soy un gorrión volador, viajar juntos podría ser un poco complicado. Pero no te preocupes, la aventura también está en buscar opciones!" respondió Tito, intentando animarla.

Así fue como Lila y Tito comenzaron a investigar. Visitaban a las otras criaturas del jardín; la tortuga Teté, que siempre sabía mucho sobre el camino.

"- Si quieren llegar al mar, deben seguir el río hasta su desembocadura," les sugirió Teté, moviendo su cabeza con sabiduría.

“- Pero tengan cuidado con el viento, a veces puede ser traicionero."

Con un mapa hecho con hojas y ramas, Lila y Tito se despidieron de su hogar. Mientras volaban, la mariposita sentía como su corazón latía de emoción y un poco de miedo.

Mientras avanzaban, se encontraron con un giro inesperado; una tormenta comenzó a formarse en el horizonte. El viento sopló con fuerza, y las nubes oscurecieron el cielo.

"- ¡Abrígate, Lila!" gritó Tito mientras intentaban mantenerse en el aire. Pero la fuerza del viento fue más poderosa de lo que pensaban, y de repente, Lila fue arrastrada lejos de Tito.

"- ¡Tito!" gritaba Lila. Se encontró aterrizando en un espeso bosque lleno de árboles altos.

Asustada pero decidida a encontrar el camino de regreso, Lila se dio cuenta de que también era importante ser fuerte, no solo en cuerpo sino también en mente. Se acercó a un grupo de luciérnagas.

"- Disculpen, luciérnagas, estoy perdida. ¿Saben cómo puedo llegar al mar?" les preguntó, con voz temblorosa.

"- Sí, querida mariposita, pero tendrás que ser valiente y seguir el camino de las estrellas. Nosotras te guiaremos hasta que puedas volar de nuevo suelta, ¡y el mar estará justo a tu alcance!" le respondieron con una sonrisa brillante.

Y así fue como Lila, acompañada por las luciérnagas, desafió la oscuridad del bosque. Cada vez que las luces las guiaban, Lila ganaba confianza y comenzaba a disfrutar de la experiencia de conocer un nuevo lugar.

Poco a poco, las luciérnagas la llevaron hasta un claro donde había una hermosa brisa marina que olía a sal. Fue allí donde el horizonte se expandía y de repente, escuchó un fuerte rugido: ¡era el mar!"- ¡Lo logré!" exclamó emocionada, mientras danzaba por el aire, olvidando por un momento el miedo. Las luciérnagas sonrieron.

Finalmente, Tito y Lila se reunieron en la orilla del mar.

"- ¡Qué hermoso es!" gritó Lila, admirando el oleaje que golpeaba la arena.

"- Lo sabía, querido amigo. A veces es justo cuando menos lo esperas que las aventuras más increíbles pasan." dijo Tito con orgullo.

Lila comprendió que el camino puede estar lleno de obstáculos, pero la perseverancia y los amigos siempre hacen que todo sea posible. Desde aquel día, la mariposa ya no solo soñaba con el mar, sino que ahora era parte de un mundo maravilloso que había explorado.

Y así, con cada oleada y cada brisa, Lila aprendió que el mundo era vasto y hermoso, y que siempre hay un camino a seguir si uno tiene fe en sí mismo, coraje para enfrentarlo, y amigos que te acompañen en el viaje.

FIN.

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