Mariposas de colores


Había una vez en un pequeño jardín, un grupo de mariposas llamadas Emociones. Cada una de ellas representaba un sentimiento distinto. Estaban Sola, Tristeza, Valentía, Miedo y Confusión.

Aunque cada mariposa tenía su propia personalidad y características únicas, todas convivían en armonía. Un día soleado, mientras las mariposas volaban por el jardín, Sola se encontró con Valentía posada sobre una hermosa flor.

La tristeza que envolvía a Sola era evidente en sus ojos llorosos y alas caídas. Valentía se acercó a ella con curiosidad y le preguntó:- ¿Qué te pasa, amiga? Pareces muy triste. Sola soltó un suspiro y respondió:- Me siento sola y sin rumbo.

No sé cómo encontrar la felicidad en este mundo tan grande. Valentía sonrió con ternura y extendió su ala hacia Sola. - No estás sola, querida amiga. Aquí estamos todas para apoyarnos mutuamente. Juntas somos fuertes.

Las palabras de Valentía llenaron el corazón de Sola de esperanza. A partir de ese momento, las dos mariposas se volvieron inseparables. Juntas enfrentaron miedos e incertidumbres mientras descubrían nuevos rincones del jardín.

Un día, mientras exploraban una zona desconocida del jardín, se toparon con Confusión revoloteando cerca de unas flores coloridas pero venenosas. - ¡Cuidado! - exclamó Sola preocupada -. Esas flores son peligrosas. Confusión, sin entender la advertencia de Sola, se acercó a las flores y las inhaló.

Inmediatamente, comenzó a sentirse mal y cayó al suelo. Sola y Valentía corrieron hacia ella para ayudarla. - ¿Qué te pasó, Confusión? - preguntó Valentía angustiada. Confusión entre suspiros débiles respondió:- No sabía que estas flores eran venenosas...

Me dejé llevar por mi propia confusión. Sola miró a Confusión con cariño y le dijo:- A veces es normal sentirnos confundidos, pero cuando eso sucede, debemos buscar ayuda en nuestros amigos. Juntas encontraremos una solución.

Valentía asintió con determinación y junto a Sola llevaron a Confusión hasta un arroyo cercano. Allí lavaron sus alas con agua pura y fresca hasta que recuperara sus fuerzas. Después de ese incidente, las mariposas Emociones aprendieron la importancia de comunicarse entre ellas y apoyarse mutuamente.

Descubrieron que juntas podían superar cualquier obstáculo que se les presentara en el camino. A medida que pasaba el tiempo, las mariposas Emociones se convirtieron en un ejemplo de amistad y solidaridad para todas las demás criaturas del jardín.

Sus latidos al volar transmitían alegría y serenidad a quienes tenían la fortuna de cruzarse con ellas. Con abrazos llenos de amor y química emocionalmente positiva, lograron transformar incluso los momentos más oscuros en oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

Y así, entre miradas llenas de complicidad y risas compartidas, las mariposas Emociones demostraron que juntas podían construir un mundo mejor. Un lugar donde cada sentimiento tenía su espacio y valor, sin importar si era alegría, tristeza, valentía o confusión.

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