Mariposas en el jardín estrellado


Había una vez siete mariposas muy aventureras. Estas mariposas no eran como las demás, ya que soñaban con explorar el universo y descubrir nuevos lugares llenos de color y magia.

Un día, decidieron que era momento de emprender su gran viaje espacial. Las siete mariposas se prepararon para su gran aventura. Se pusieron sus trajes de astronautas, abordaron la nave multicolor y despegaron hacia lo desconocido.

Su primera parada fue en el planeta Marte, donde buscaron flores rojas tan brillantes como los rayos del sol. Pero al llegar allí, se dieron cuenta de que no había flores en ese lugar tan árido.

"¡Vaya! Parece que tendremos que seguir buscando", dijo Mariposa Rosa con un tono decepcionado. Sin perder la esperanza, continuaron su viaje por el universo. Llegaron a Júpiter, donde encontraron flores gigantes de colores vivos flotando en el aire.

Las mariposas se acercaron emocionadas, pero pronto descubrieron que esas flores eran solo ilusiones creadas por los gases del planeta. "¡Qué lástima! Sigamos adelante", exclamó Mariposa Amarilla con entusiasmo. Su siguiente destino fue la luna.

Allí esperaban encontrar campos llenos de hermosas flores blancas bajo la luz plateada del satélite natural de la Tierra. Sin embargo, descubrieron que en la luna no había oxígeno suficiente para sustentar vida vegetal alguna. "Parece que nuestra búsqueda está resultando más difícil de lo que imaginamos", suspiró Mariposa Azul.

Sin embargo, las mariposas no se rindieron. Decidieron dirigirse a la Osa Menor y luego a la Osa Mayor en busca de su amada miel. Pero al llegar allí, se encontraron con un nuevo desafío: las flores eran tan altas que no podían alcanzarlas.

"¡Esto es frustrante!", exclamó Mariposa Verde. "Parece que nunca encontraremos lo que buscamos". Desanimadas, las siete mariposas decidieron regresar a casa.

Volaron de vuelta a la Tierra y se posaron en un hermoso jardín lleno de flores multicolores. Allí descubrieron algo sorprendente: había suficiente miel para todas ellas. "¡Miren! Nuestro hogar siempre ha tenido lo que buscábamos", dijo Mariposa Naranja emocionada.

Las siete mariposas entendieron entonces una importante lección: el verdadero tesoro está muchas veces más cerca de lo que creemos. A veces, nos dejamos llevar por nuestras ansias y olvidamos valorar lo que tenemos justo frente a nosotros. Desde aquel día, las siete mariposas decidieron quedarse en ese jardín para siempre.

Cada una eligió su flor favorita y comenzaron a vivir felices entre pétalos y néctar dulce. Y así, estas valientes mariposas demostraron que no hace falta viajar hasta los confines del universo para encontrar la felicidad.

A veces, solo necesitamos abrir nuestros ojos y apreciar todo lo hermoso que nos rodea cada día.

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