Mariposita y la confianza en sus alas
Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores multicolores, una pequeña mariposa llamada Mariposita.
A diferencia de las demás mariposas, Mariposita era muy tímida y prefería pasar su tiempo solita, sin jugar con los demás insectos del jardín. Mariposita tenía un problema: aún no sabía volar. Por más que lo intentaba, sus alas eran demasiado débiles y le costaba mantenerse en el aire.
Esto hacía que los otros insectos se burlaran de ella y la llamaran "Mariposa patitas cortas". Un día soleado, mientras Mariposita estaba triste y solitaria en una hoja del jardín, apareció Lucas el grillo.
Lucas siempre había sido amable con todos los habitantes del jardín y al ver a Mariposita triste decidió acercarse. - ¡Hola Mariposita! ¿Qué te pasa? Te veo muy triste hoy - preguntó Lucas con curiosidad. - Hola Lucas... es que todos se burlan de mí porque aún no sé volar - respondió Mariposita con voz temblorosa.
Lucas se puso serio y pensativo por unos segundos antes de sonreírle a Mariposita. - Sabes qué, Mariposita? Todos tenemos habilidades diferentes y eso nos hace especiales. No tienes por qué sentirte mal por no poder volar todavía.
Estoy seguro de que pronto lo lograrás si practicas cada día - dijo Lucas animándola. Las palabras de Lucas llenaron a Mariposita de esperanza y determinación.
Decidió dejar atrás su timidez y enfrentar sus miedos para convertirse en una mariposa fuerte y valiente. Desde ese día, Mariposita se dedicó a practicar incansablemente. Pidió ayuda a las abejas para fortalecer sus alas y aprendió de las libélulas cómo moverse con gracia por el aire.
No importaba cuántas veces cayera, ella siempre se levantaba y seguía intentando. Pasaron los días y Mariposita comenzó a notar cambios en sus alas. Se volvieron más fuertes y podía mantenerse en el aire durante unos segundos.
La noticia sobre los avances de Mariposita llegó rápidamente a oídos de los demás insectos del jardín.
Un día soleado, mientras Mariposita practicaba en lo alto de una flor, todos los insectos del jardín la rodearon, pero esta vez no era para burlarse, sino para aplaudir su valentía y esfuerzo. - ¡Bravo, Mariposita! - exclamaron todos al unísono-. Eres un ejemplo de perseverancia y superación. Estamos muy orgullosos de ti. Mariposita sonrió tímidamente mientras lágrimas de felicidad recorrían sus mejillas.
Había demostrado que, aunque fuera diferente a los demás, tenía la fuerza suficiente para superar cualquier obstáculo que se le presentara. A partir de ese día, Mariposita dejó atrás su timidez y se convirtió en una mariposa llena de confianza.
Jugaba con sus nuevos amigos sin importarle las burlas del pasado e inspiraba a todos con su historia de superación. Y así, Mariposita aprendió que la verdadera belleza y fortaleza se encuentran en el interior de cada uno.
A veces, solo necesitamos un poco de apoyo y creer en nosotros mismos para alcanzar nuestros sueños. Y tú, ¿te atreves a volar como Mariposita?
FIN.