Marisa y el concurso de dibujo misterioso


Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Marisa. Marisa era conocida por ser muy bandida y traviesa, siempre buscando meterse en problemas y desobedecer a su mamá.

A pesar de los consejos y regaños de su madre, Marisa seguía haciendo lo que quería, sin importarle las consecuencias.

Un día, mientras Marisa jugaba en el parque con sus amigos, vio a lo lejos un cartel que anunciaba un concurso de dibujo en el centro comunitario del pueblo. Sin pensarlo dos veces, decidió participar sin contarle a su mamá. "-¡Vamos chicos! ¡Vamos a ganar este concurso!" exclamó emocionada. Marisa pasó horas dibujando su obra maestra para el concurso.

Cuando terminó, se dio cuenta de que ya era tarde y tenía que regresar a casa. Al llegar, su mamá la esperaba preocupada y molesta.

"-Marisa, ¿dónde estabas? ¡Te he estado buscando por todas partes!" dijo su mamá con tono serio. Marisa bajó la mirada avergonzada y le contó a su mamá sobre el concurso de dibujo al que había decidido entrar sin permiso.

Su mamá suspiró profundamente y le explicó lo importante que es comunicarse y pedir permiso antes de tomar decisiones importantes. Al día siguiente, era la exposición de los dibujos en el centro comunitario. Marisa estaba nerviosa pero emocionada por mostrar su trabajo.

Para sorpresa de todos, el jurado seleccionó el dibujo de Marisa como el ganador del concurso. La niña no podía creerlo; estaba llena de alegría y orgullo. Desde ese día, Marisa aprendió la importancia de escuchar a su mamá y comunicarse adecuadamente.

Se dio cuenta de que las reglas existen para protegerla y guiarla por el camino correcto. A partir de entonces, se convirtió en una niña más responsable y respetuosa.

Y así, gracias a una experiencia inesperada en un concurso de dibujo, Marisa descubrió que seguir las reglas puede traer grandes recompensas y alegrías inesperadas.

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