Markel y el Gran Torneo de Futbol y Judo



Era un hermoso día de sol en la ciudad, y Markel, un niño de 6 años, estaba muy emocionado porque se acercaba el Gran Torneo de Futbol y Judo, que se iba a celebrar en su barrio. Siempre había soñado con participar y demostrar lo que había aprendido en sus entrenamientos. Su mejor amigo era un conejo llamado Frankie, que lo acompañaba en todas sus aventuras.

"¡Frankie!", exclamó Markel mientras se preparaba. "¿Estás listo para el torneo?"

Frankie, con su pelaje blanco y suave, movió sus orejas con entusiasmo y saltó de un lado a otro, como si comprendiera todo lo que decía su amigo.

El día del torneo llegó y todo el barrio estaba lleno de emoción. Había niños con camisetas de futbol y judogis, y todos eran ansiosos por mostrar sus habilidades. Markel había decidido participar en ambas disciplinas.

Primero, era el turno del futbol. Markel se colocó su camiseta favorita del equipo de su barrio y corrió hacia el campo.

"¡Vamos, Markel!", animó su mamá desde la grada.

Markel se sintió valiente. El silbato sonó y el juego empezó. Markel corría de un lado a otro, haciendo todo lo posible para ayudar a su equipo. Pero de repente, cuando estaba a punto de marcar un gol, un chico del equipo contrario se lo quitó con un drible impresionante.

"¡Qué bien juega! ," pensó Markel, y aunque se sintió un poco desanimado, decidió no rendirse. En lugar de eso, hizo una nueva jugada apoyando a sus compañeros. Al final del partido, su equipo ganó y Markel aplaudió a todos, incluido a su oponente.

"¡Sos un crack!", le gritó a ese chico, y él sonrió.

Después del futbol, llegó la hora del judo. Markel estaba un poco nervioso, pero Frankie le dio una suave y cariñosa mirada, animándolo a ser valiente.

"¡Solo diviértete!", le murmuró Markel a Frankie.

En el tatami, Markel se enfrentó a una niña que era muy rápida. Ambos lucharon, y a pesar de que Markel hizo lo mejor que pudo, terminó en el suelo. Se levantó rápidamente, aunque un poco agitado.

"¡Está bien!", se dijo a sí mismo. "Esto es un juego, y solo quiero aprender".

Así que intentó de nuevo, volviendo a sonreír y disfrutando de la práctica. Al final, aunque no ganó, aprendió algo valioso:

"Lo importante no es ganar, sino disfrutar y dar lo mejor de uno mismo", dijo a Frankie, quien le estaba alentando con sus saltitos.

Cuando el torneo terminó, y aunque no trajo a casa premios, se sintió orgulloso. Sus amigos lo rodearon, contándole sobre sus propias experiencias, y juntos rieron recordando los mejores momentos del día.

De vuelta a casa, Markel apareció con una gran sonrisa.

"¡Mirá Frankie! Aprendí mucho hoy. Y el próximo año quiero volver a participar y hacerlo aún mejor".

Frankie asintió con su cabecita, como si comprendiera cada palabra de su amigo.

Desde aquel día, Markel supo que el verdadero triunfo estaba en seguir adelante, en aprender con cada caída, y sobre todo, en disfrutar de hacer lo que más le gustaba, ya fuera futbol, judo, o jugar con su querido conejo. Y así, Markel y Frankie continuaron viviendo juntos muchas más aventuras, llenas de aprendizaje y diversión.

FIN.

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