Martín, Dante y la princesa Carlota
Érase una vez, en un reino muy lejano, vivía un rey bondadoso y sabio llamado Federico. Este rey tenía un caballero valiente y leal a su servicio llamado Martín, quien siempre llevaba puesta su reluciente armadura.
Un día, el rey recibió una carta de auxilio proveniente de la Princesa Bruja Carlota. Ella estaba atrapada en una cueva oscura y temía por su vida.
Sin perder tiempo, el rey Federico ordenó a Martín que partiera de inmediato para rescatarla. Martín se adentró en la cueva con valor y determinación. Mientras avanzaba entre las sombras, se encontró con un pequeño dragón amable llamado Dante.
Sorprendido por este encuentro inesperado, Martín preguntó:- ¿Quién eres tú? ¿No deberías ser feroz y malvado como los otros dragones? Dante sonrió amigablemente y respondió:- Soy diferente a los demás dragones. Me gusta ayudar a las personas en lugar de hacerles daño.
Con la ayuda de Dante, Martín logró llegar hasta donde se encontraba Carlota. La princesa bruja estaba asustada pero aliviada al verlos llegar. - ¡Gracias por venir! - exclamó Carlota emocionada-. Un monstruo con tentáculos me tiene prisionera aquí dentro.
Martín miró decidido hacia adelante mientras sostenía firmemente su espada. Pero cuando entraron en la siguiente sala oscura, quedaron boquiabiertos al encontrarse frente a un enorme dragón gigante malvado junto al monstruo con tentáculos. - ¿Qué hacen aquí? - rugió el dragón gigante malvado-.
Esta es mi cueva y ustedes no tienen permiso para entrar. Martín, sin dejarse intimidar, respondió:- Estamos aquí para rescatar a la princesa Carlota. No permitiré que la lastimen.
El monstruo con tentáculos se acercó amenazante hacia Martín, pero Dante intercedió valientemente. El pequeño dragón amable utilizó su aliento de fuego para distraer al monstruo mientras Martín luchaba contra el dragón gigante malvado.
La batalla fue feroz y dura, pero Martín demostró su habilidad como caballero y logró derrotar al malvado dragón gigante. Con el enemigo vencido, Martín liberó a Carlota de sus ataduras y juntos escaparon de la cueva oscura. De regreso en el reino, Federico recibió a los valientes rescatadores con alegría y gratitud.
Reconociendo la valentía de Dante, decidió nombrarlo guardián del reino en honor a su noble espíritu. Desde aquel día, Dante vivió felizmente en el castillo real junto al rey Federico y la Princesa Bruja Carlota.
Juntos formaron un equipo invencible que defendía la paz y protegía a los habitantes del reino.
Y así, gracias a la valentía de un caballero con armadura, un pequeño dragón amable y una princesa bruja bondadosa, este reino prosperó bajo el reinado justo del buen Rey Federico.
FIN.