Martín y el coraje en la pradera



Había una vez un niño llamado Martín que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos. Martín era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras.

Un día, mientras exploraba por el campo, Martín encontró un rebaño de ovejas pastando tranquilamente. Se acercó a ellas y comenzó a jugar, saltando y corriendo alrededor de ellas. Las ovejas se divirtieron mucho con el niño y pronto se hicieron amigos inseparables.

Martín visitaba a las ovejas todos los días después de la escuela. Pasaban horas juntos, jugando y disfrutando del aire fresco del campo. Pero había algo que preocupaba a Martín: había escuchado historias sobre un lobo feroz que merodeaba por los alrededores.

Una tarde, mientras jugaban cerca del bosque, las ovejas comenzaron a ponerse nerviosas. Parecían haber olido algo extraño en el aire. Martín decidió investigar y se adentró en el bosque para ver qué estaba pasando.

Cuando llegó al corazón del bosque, vio al lobo acechando entre los árboles. Estaba hambriento y listo para atacar al rebaño de ovejas indefensas. Martín sabía que tenía que hacer algo rápidamente para proteger a sus amigos.

Corrió hacia el rebaño lo más rápido que pudo y gritó: "¡Ovejitas! ¡El lobo está aquí! ¡Tenemos que irnos!" Las ovejas asustadas comenzaron a moverse lentamente hacia la salida del bosque.

Pero justo cuando estaban por salir del bosque, Martín se dio cuenta de que faltaba una oveja. ¡Había una pequeña ovejita perdida en el bosque! Sin pensarlo dos veces, Martín decidió ir a buscarla. "Manténganse juntas y no se detengan", les dijo a las demás ovejas mientras se adentraba nuevamente en el bosque.

Después de un rato de búsqueda, Martín encontró a la pequeña ovejita asustada y sola. La abrazó con cariño y rápidamente la llevó de vuelta al grupo. Pero cuando regresaron, descubrieron que el lobo estaba más cerca que nunca.

Las ovejas comenzaron a entrar en pánico y corrieron desesperadamente hacia la salida del bosque. Martín sabía que tenía que actuar rápidamente para salvar al rebaño.

Se le ocurrió una idea: tomó su silbato y sopló lo más fuerte posible. El sonido agudo del silbato asustó al lobo y lo hizo huir despavorido. Las ovejas finalmente salieron del bosque sanas y salvas. Estaban tan agradecidas con Martín por haberlas protegido del lobo malvado.

Desde ese día, las ovejas siempre estuvieron cerca de Martín cuando jugaban en el campo. Aprendieron a confiar en él como su protector y amigo fiel.

Y así fue como Martín demostró ser valiente e inteligente al enfrentarse al peligro para salvar a sus amigos indefensos. Y juntos, continuaron disfrutando de aventuras emocionantes en el campo todos los días.

FIN.

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